domingo, 13 de diciembre de 2009

RECORDANDO A MARIO

La pasada madrugada, leyendo un poema suyo, recordé aquel funesto 17 de Mayo en que se marchó dejándonos como herencia su compromiso poético con la humanidad...


Ese día, le dediqué estos versos:

MARIO

Hoy voy a contar contigo
Compañero GRANDE,
no hasta dos
ni hasta diez
sino a contar contigo.

Vos no sabés
y por eso se lo escribo,
que llevo el sur de mi alma
encalado con poemas suyos,
tan lindos
tan francos
tan suyos
que hoy hieren,
como si de verdad te hubieras ido.

Mis ojos,
como luceros encendidos,
son dos versos
de 'tragaluz para la utopía'
que aplicar constantes
sobre la página en blanco.

Hoy, compañero GRANDE,
el café del desayuno
sabe más amargo que de costumbre,
una nube negrísima
ha eclipsado de oscuro 'mal venir'
todos los espacios que suelo frecuentar.

El mundo perdió la VOZ,
la voz comprometida
del amor y la batalla.

Hoy, compañero GRANDE,
-Poeta entre poetas-
el universo, es como más feo,
que diría yo,
como si el horizonte convenido
se hubiera convertido a golpe de desgracia
en el espejismo incierto
del camino que empezamos
a contruir
-hace ya años-
todos aquellos, que para respirar
hemos de soñar
y que para vivir,
tenemos que viajar
de vez en cuando entre las nubes.

Todos los que somos y nos sentimos
Calle,
purito pueblo,
desamparo y dignidad,
justicia de caminante.

Hoy, compañero GRANDE,
tus enemigos,
esos tristes tiranos
a los hicistes temblar de vergüenza
andarán respirando aliviados.
Pero lo que no saben
ni se huelen,
es que bajo las volantes suelas
de tus zapatos de soñar y caminar,
llevabas todo un ejercito de menores poetas
prestos y dispuestos
a disparar sin reparos ni remordimientos
su certero veneno
de estrofa barata de bar y carretera,
su verso pirata
de cantar y contar verdades,
su compromiso
-tan firme como el tuyo-
de combatirlos hasta quedarse sin fuerzas,
hasta liberar la última gota de tinta que les quede,
hasta firmar rebeldes
el último acento y la última coma,
hasta poner de su puño y letra
el punto final de los finales
a los enemigos tuyos,
que son los míos, los nuestros,
y curiosamente,
los de la inmensa mayoría de los pueblos.

Juan Antonio González Molina

8 comentarios:

  1. .. ¡que buen poeta, don Mario!..
    .. me gustó tu poema y pasarme por tu blog..
    .. un saludo..

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  2. maravillosa entrada.
    A muchos nos han quedado para siempre, sus primaveras con esquinas rotas, sus amores en defensa propia y toda su gran ternura.
    un beso dominguero

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  3. El infinito

    De un tiempo a esta parte
    el infinito
    se ha encogido
    peligrosamente.

    Quién iba a suponer
    que segundo a segundo
    cada migaja
    de su pan sin límites
    iba así a despeñarse
    como canto rodado
    en el abismo.

    Mario Benedetti

    Hermoso poema el que le dedicaste a este gran poeta. Estará orgulloso y feliz desde el mundo feliz donde se encuentre.

    Un abrazo

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  4. Sin palabras me has dejado.
    Hay personas que dejan huella y, aunque ya no estén con nosotros, nunca se marcharán del todo. Por suerte para unos y desgracia para otros.

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  5. Juan, te has pasado con esta entrada. Admiro tanto a este hombre que este homenaje me ha desecho y me ha vuelto a armar.
    Especracular, aunque ya me tengas acostumbrada a esta altura a tus maravillas.
    Cariños!

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  6. Hermoso este poema que le has dedicado a este gran poeta.
    Te felicito!

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  7. Muy lindo poema, muy sentido, se ve...

    Acá en el sur se sintió mucho su partida...

    Saludos.
    Juan Manuel.

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  8. Gracias por darme a conocer al poeta que perdura a través de este poema homenaje.

    "llevabas todo un ejercito de menores poetas
    prestos y dispuestos
    a disparar sin reparos ni remordimientos
    su certero veneno
    de estrofa barata de bar y carretera,
    su verso pirata
    de cantar y contar verdades,
    su compromiso
    -tan firme como el tuyo-"

    Verso Pirata, un abrazo.

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NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.