miércoles, 29 de diciembre de 2010


En estas fechas en que palabras tan hermosas como “felicidad”, “paz” o “amor” son secuestradas por las campañas publicitarias, el consumo y los malditos adalides de este injusto sistema, para ser vendidas como un subproducto más de esta ola de consumismo salvaje que significa la navidad, quiero recuperarlas para la causa y hablaros del verdadero amor...

AMOR

Gritar al viento las verdades del barquero,
con el alma entre los dientes,
aunque me duela,
aunque nos duela,
aunque nos cueste el aliento y la salud.

Cantar aquello que queramos decir
y no lo que debamos contar.

Yo, prefiero dialogar con el viento,
pasear entre las nubes,
guardar mis sueños en un cráter de la Luna
para estallar en utopías de cuando en cuando.

Yo, prefiero ser como soy,
aunque a veces
-que digo a veces,
aunque siempre duela-
aunque el horizonte no se abra
para aquellos y aquellas
que cimentamos nuestro futuro
en los abrazos y las sonrisas.

Para mí, no hay más patria
que los adoquines de mi calle,
que el viento rompiendo abrupto
en una esquina de la avenida de la Mar,
que todos y cada uno de los continentes.

Para mí, el amor no es un “Sí, Quiero”,
ni una firma en un papel,
ni siquiera un espacio compartido
en el que construir realidades cotidianas.

Para mí, el Amor,
es ese galopar violento
de la sangre por las venas,
es la palabra,
ese palpitar que quiebra
las entrañas mismas de la tierra.

Es una mano digna
ayudando a levantarse a la mitad del mundo,
un capricho, un silencio,
un susurro,
un amanecer de primavera junto al mar,
una pequeña victoria
con la que seguir comiéndole terreno
a la bestia negra de voraces colmillos
que nos ahoga con sus números tristes
y sus inquisitoriales prisas.

Es una mirada que lo dice todo
sin decirnos nada,
es un beso de esos que rasga
y rompe las cristaleras del alma,
es un amigo terco
diciéndote lo que no te gusta oír,
es un milagro, una batalla,
un poema cantado a la luz de un candil,
una llamarada de ilusión
ante el oscuro abismo que nos maltrata,
es el llanto primero y último,
el compromiso adquirido con uno mismo
de ser mejor cada día,
es lealtad y paso firme,
un obrero gritando basta,
una huelga, un recuerdo,
el ejemplo de los que se fueron
y el esfuerzo de los que quedamos,
es simple y llanamente
purita Revolución.


Juan Antonio González Molina

jueves, 9 de diciembre de 2010

TRISTEZA Y ALEGRÍA

A mi padre



Toma padre esta manita
que aun no ha despertado,
seguro que llevará tu mirada fija,
seguro que su sangre
-que es la tuya-
cabalgará sin pausa soñando utopías.

Porque estarás en su alma,
tan presente y tan firme
como estuviste en las aceras preclaras
de los puertos que pisaste,
en los rostros circunspectos
de todos los hombres que fuiste
o en los puños cañoneros
de todos los compañeros yertos.

Y estarás en cada una de las lunas
que se pongan sin remilgos
sobre los pliegues de su falda
de mujer valiente,
en el tragaluz mágico que tendrá por ojos,
en la voz suya que cantará “Batalla”
en nombre de su abuelo y de su gente,

Hoy padre mío,
las lágrimas que firmo
mezclan tristeza y alegría a partes iguales:

Tristeza de ayer y siempre
desde que te marchaste,
negra tristeza de no hallarte;

y Alegría como esperanza,
Alegría inmensa de esperarte,
de traerte de vuelta
en alguno de sus gestos,
en su mirada,
tal vez en un guiño cierto
o en la primera de las palabras
que descorche su garganta,

puede ser que te encontremos
en las arrugas de su frente,
en su forma de pisar
las baldosas del pasillo,
en los colmados deditos
de sus manos diminutas,
o quizás, como no,
en su corazón latiendo,
“llamando a rebeldía” como el tuyo.
Quizás vuelvas en su soñar tranquilo
de conciencia clara,
quizás en su rostro
o quizás, en la luz de sus mejillas coloradas,

pero seguro padre mío
que estarás en la sonrisa franca
de día rojo y noche plena
que lucirá en los labios
tu nieta linda de pura plata.

Juan Antonio González Molina
(Te sigo echando muchísmo de menos...)

sábado, 27 de noviembre de 2010

VIOLETA


¡Que se abran los cielos
y se descuelguen las estrella!

Se presentó mi nena,
la nena de las flores,
la niña “Violeta”
que late al galope
y marca discreta
los ritmos bravos
de la Marea.

No surgió de una costilla
Ni es carne de Leyendas,
Mi niña “Violeta” lleva
La marca de un amor de primavera,

en su frente diminuta
portará -mordaz y altanera-
de abril toditos los colores
en su fina lluvia plena,
las tardes frente al mar,
los pies hundidos en la arena,
las candelas de San Juan
y los milagros de luz carnavalera.

Antes si quiera de ser presente
la niña “Violeta” suena
al hermoso rumor de Libertad
que su abuelo paseo por esta Tierra,
suena, suena y resuena
a puños en alto, a pueblo,
a mujeres valientes por abuelas,
a las calles del revés,
a protestas y Huelgas,
a esos ojos tan Atlánticos
que al mirar, me condenan.

Y es que mi niña,
estando sin estar,
Tan callada
Tan chiquita
Tan de plata
Tan “Poesía”
ya sueña, como vive su padre,
con ser viento puro de Utopías.

Juan Antonio González Molina

VIOLETA II

Que se viene,
y no precisamente de París,
otra niña de pura plata,
más linda y más guapa
que toditas y ninguna,
más presta de amar
que la mismísima Luna,
y por supuesto: mucho más “Poesía”
que cualquier poema
de los que su padre le escriba.

Juan Antonio González Molina

martes, 2 de noviembre de 2010

ESPERANZA


Al Sur del Sur,
donde los rayos del Sol
forman parte del aliento de la gente,
donde no caben más delirios
que los sueños de Libertad
que compartimos anoche,
donde el mar es el susurro,
la nana de cuna
que canta en silencio la luna.

Aquí, donde eche raíces
a base de lágrimas,
mi sangre yace bajo la arena,
cantando con sus hermanos
llorando a sus mártires
llamando a la Victoria.

Estoy con la mirada triste
de los niños del exilio,
con las manos firmes
de las madres
de la tierra que perdimos,
con el puño y la rabia
de unos jóvenes sublevados
al terror de un futuro cierto
de desidia y desazón.

A “Se acabó” suena violento
el siroco de la mañana,
ya se agotaron las palabras,
agarrémonos a los gestos
contemos lo que pasa
tras los muros de la cárcel
de la vida que nos queda,
vamos juntos compañeros,
compañeras,
que la razón viaja a nuestro lado,
que la justicia pesa
como una losa
sobre los corazones desvencijados
de los verdugos verdes
que nos acosan.

Basta ya canta el gallo
del campamento esperanza,
hoy, la ilusión anega de pasión
las pupilas cansadas de mi pueblo,
el orgullo los toma de la mano
para cabalgar valientes
sobre las sombras de los que se fueron,
fue suficiente un golpe de viento
para agitar la melena negra
de una mujer enorme
que se fundió entonces con su bandera:
la estrella y la luna rojas
como la tierra nuestra que espera,
un franja negra de luto
por sus hijos muertos,
una blanca de pureza
y una verde de esperanza
que aguarda impaciente
copar el lugar primero de la negra franja.

Y bajamos de las nubes,
y pisamos la tierra
y cantamos
y gritamos
y pataleamos con fuerza.

Aquí, en esta tierra mía
que anda en pie de guerra,
donde eche raíces
a base de lágrimas,
mi sangre yace bajo la arena,
cantando con sus hermanos
llorando a sus mártires
llamando a la Victoria.


Juan Antonio González Molina

A todos aquellos hermanos y hermanas que siguen resistiendo y luchando por la justicia en el campamento Gdeim Izik, Hasta la Victoria Siempre!!!

miércoles, 27 de octubre de 2010

LA VERGONZANTE DOBLE MORAL DE LOS PODERES OCCIDENTALES



Uno ya no se sorprende de la demagógica diplomacia internacional desarrollada sin reparos ni remordimientos por los Estados pertenecientes al llamado Mundo Occidental, pero del mismo modo que uno ha agotado su capacidad de sorpresa, no puede evitar sentir una profunda sensación de indignidad en lo más profundo de las entrañas cuando no se condena, e incluso se ampara y se da pábulo, como lo hace el gobierno de España, a dictaduras tiránicas como la que lleva gobernando Marruecos desde hace décadas. El pasado Domingo, 24 de octubre, la policía marroquí asesinaba a tiros a un niño saharaui de 14 años, Elgarhi Nayem Foidal. El suceso tuvo lugar en las inmediaciones del campamento Gdeim Izik, un enclave que acoge ya a mas de 20.000 saharauis habitantes de la ciudad saharaui ocupada por Marruecos de El Aiun, que han decidido salir de la ciudad y organizarse en este campamento como medida de protesta ante la situación de discriminación laboral, económica y social que sufren, amén por supuesto, de la represión, tortura y humillación constantes al que el gobierno marroquí somete a diario desde hace años a los saharauis que viven en los territorios ocupados, considerados por la dictadura de Mohamed VI como ciudadanos de segunda y “enemigos de la patria”.

Desde que los saharauis adoptaron esta legítima medida de protesta, las autoridades alauitas han intentado boicotear la misma interviniendo las gasolineras para que los Lands Rovers no puedan repostar y dirigirse al campamento, han tomado la matrícula de los vehículos que llegaban a la zona intentando así intimidar a los saharauis, han impedido la entrada de médicos a la zona e incluso obstaculizan el abastecimiento de agua del que depende el campamento. Por supuesto, la entrada de periodistas en el mismo está vetada. De hecho, el 16 de octubre, sobre las tres y media de la tarde, tres coches de la MINURSO intentaron acceder al campamento y fueron interceptados por la policía, impidiéndoles la entrada. Hace solo unos días, un grupo de periodistas españoles contemplaban atónitos como sus billetes de vuelo hacia El Aiun eran anulados en el aeropuerto de Casablanca, desde donde tenían previsto volar hacia la mencionada ciudad del Sahara Occidental. Hoy mismo, se siguen sucediendo las noticias, y parece ser que otro de los heridos en el ametrallamiento que acabó con la vida de Elgarhi puede haber fallecido en el hospital. Así mismo, la policía marroquí habría procedido a enterrar el cuerpo del primero de los fallecidos a escondidas y sin el permiso de la familia, a fin de evitar altercados. Las últimas noticias que llegan desde El Aiun son estremecedoras, el gobierno marroquí ha procedido a cerrar por completo el campamento, no se permite la entrada de ninguna persona al recinto, ni siquiera para traer agua o comida, sus habitantes, entre los que se encuentran mayores y niños, llevan un día bebiendo agua no potable de un viejo pozo presente en la zona. Pero aquí no pasa nada.

La reacción de la ONU ha sido nula, el Frente Polisario ya había pedido ayuda por escrito a la ONU en varias ocasiones ante el hostigamiento que estaban sufriendo los saharauis en el campamento, como respuesta, un indecente silencio que los convierte en cómplice de todo lo sucedido.

La Unión Europea, que por ejemplo mantiene una postura de condena feroz al gobierno cubano, al que exige de forma irrevocable para volver a establecer relaciones formales con la isla, que el gobierno de los hermanos Castro respete los derechos humanos, permite en cambio, que en Marruecos se violen de manera sistemática estos mismos derechos humanos, así como asiste impávido a las torturas y los asesinatos de los saharauis por parte de las autoridades marroquíes, y consiente que un pueblo entero sea condenado a vivir en el desierto durante más de treinta años habiendo sido expulsados de forma ilegítima de su propia tierra.

El gobierno de España, antigua potencia colonizadora del Sahara Occidental, vendió a los saharauis a Marruecos, abandonándolos a su suerte mientras el ejército marroquí bombardeaba con napalm a familias enteras que huían hacía el desierto ante el avance de la temida Marcha Verde, auspiciada y ordenada por el sanguinario rey Hassan II, padre del actual dictador Alauita. Ahora, se afana por no molestar al vecino africano, aun a costa del sufrimiento saharaui. Para nuestro actual gobierno parece que vale más el color del dinero en forma de bancos pesqueros o fosfatos, que la vida humana o la solidaridad con nuestros hermanos saharauis.

Todos ellos son cómplices de la política marroquí, y no hacen otra cosa que plegarse a los intereses capitalistas en la zona. Si el capital lo impone, ya no importan tanto conceptos como “Libertad de expresión”, “derechos humanos” o “Legalidad Internacional”. La ONU, la Unión Europea y el Gobierno Español vuelven a manchar sus manos de sangre saharaui.

Basta Ya. La ONU debe intervenir a la voz de ya y exigir de manera inmediata a Marruecos que permita la entrada de la MINURSO en el campamento a fin de garantizar la seguridad de sus habitantes. La Unión Europea, debe bloquear y paralizar el estatuto avanzado concedido a Marruecos, todos y cada uno de los fondos europeos de los que se beneficia el País Norte Africano, así como dejar de renovar el acuerdo pesquero entre Europa y Marruecos. Por su parte, la flamante ministra de exteriores del gobierno español, Trinidad Jiménez, debiera apostar por la justicia e imponer de manera unilateral la ruptura de las relaciones de España con Marruecos mientras el reino Alauita siga sin respetar la legalidad internacional.

El Campamento Gdeim Izik, conocido como Campamento de la Justicia y la Dignidad, es un nuevo ejemplo de la dignidad y la entereza de un pueblo como el Saharaui, cuya lucha ha sido condenada al olvido y el desprecio por los medios de comunicación, los poderes económicos y los representantes políticos que vertebran el sistema capitalista imperante. Pero la sociedad civil, todos aquellos ciudadanos y ciudadanas que creemos firmemente en la justicia y el compromiso social seguimos llevando a los saharauis en nuestros corazones. Porque la razón les asiste seguiremos mostrando nuestra solidaridad con el pueblo saharaui, seguiremos movilizándonos por su causa, y seguiremos denunciando de manera inquebrantable los abusos de una dictadura tiránica y sanguinaria como la marroquí, que además de tener a su pueblo sumido en la miseria, viola flagrantemente los derechos humanos en su territorio y condena al exilio a un pueblo entero ocupando sus tierras y expoliando sus recursos naturales para venderlos al capital extranjero.

Juan Antonio González Molina

lunes, 4 de octubre de 2010

QUIERO UN BESOS DE ESOS


Quiero un beso de esos
que antes me dabas,
Ni palabras
Ni deseos,
con un beso me basta.

Un beso como escarcha
rompiendo los cristales viejos
de este invierno tan nuevo,
un beso tuyo,
Nuestro,
un beso de esos
que duele como un rayo,
que quema como un fósforo
que vibra en nuestros huesos
como una estrella.

Un beso enorme,
grande como el sol,
como el beso aquel que selló el futuro
que hoy acoge tu vientre valiente,
un beso sincero,
entero como sois vos.

Uno solo es más que suficiente
para hacer arder los rastrojos
que nos atormentan,
un beso íntimo
para llevarse por delante
las sombras fantasmagóricas
del fracaso,
para que el tiempo
-con todos sus años-
vuelva a cobrar sentido.

Compartámonos compañera,
dame un beso que lleve tu alma
en su alarido nocturno,
que cuente la leyenda
del sendero verde
que nos hizo inmortales,
que baile, que cante, que sueñe
en la calle
pues de la calle vino,

Dame vida,
Dame fuego,
Dame el mundo
A través de tus labios.

Juan Antonio González Molina
(Pintura: Il Bacio (1859), Francesco Hayes. Pinacoteca di Brera, Milano)

miércoles, 29 de septiembre de 2010

HUELGA

Quiero una huelga donde vayamos todos.
Una huelga de brazos, piernas, de cabellos,
una huelga naciendo en cada cuerpo.

Quiero una huelga
de obreros de palomas
de choferes de flores
de técnicos de niños
de médicos de mujeres.

Quiero una huelga grande,
que hasta el amor alcance.
Una huelga donde todo se detenga,
el reloj las fábricas
el plantel los colegios
el bus los hospitales
la carretera los puertos.

Una huelga de ojos, de manos y de besos.
Una huelga donde respirar no sea permitido,
una huelga donde nazca el silencio
para oír los pasos del tirano que se marcha.

Gioconda Belli

miércoles, 15 de septiembre de 2010

LA INSISTENCIA DEL RECUERDO


Para siempre tu mirada
fija tras el cristal,
para siempre aquel poema de otoño,
aquella voz lastimosa
que decía que me amaba,
aquel beso junto a las barquillas
de sal y maravillas,
con el mar como telón de fondo;

para siempre aquel miedo,
el temblor de la vez primera,
la carne de gallina
anunciando un instante fugaz
pero inolvidable.

Para siempre la pureza de un alma
abriéndose como una rosa,
el milagro de la carne,
el hechizo de nuestros labios
consumiéndose de deseo,
la noche estrellada,
los astros asomándose a tu vientre
joven e inmaduro;

la luna protegiéndonos
de un destino fatal
que por entonces aun no había llegado.

Para siempre el momento que pasó,
que fue,
que ya no es ni existe
pero que desde entonces
acompaña mi torpe caminar por este mundo.

Juan Antonio González Molina
(Imagen: óleo de Paco Pomet: http://pacopomet.wordpress.com/2008/12/16/2008/)

miércoles, 1 de septiembre de 2010

QUE IMPORTA POETA

(A Federico...)



Poco importa la grava
bajo la que reposen tus huesos
si tus versos florecen de rosas blancas
en las esquinas del Albaicín de Granada,
si estás presente en la huerta San Vicente
tarareando una canción olvidada,

te has hecho eterno poeta
entre la sombra y la luz
con tu palabra
entre la marea y la quietud
silbando como una bala envenenada.

Que importa el lugar
o las exactas coordenadas
si tu voz vibra gallarda
por encima de las murallas
de tu Alhambra,
si toda la ciudad al alba
despierta recitando abierta
tu ‘Gacela de raíz amarga’:

Duele en la planta del pie,
el interior de la cara
y duele en el tronco fresco
de noche recién cortada.

¡Amor! Enemigo mío
¡muerde tu raíz amarga!

Importa bien poco o nada
que no hallen ni encuentren tu cuerpo
si tu alma resuena y canta
sobre la luna mora
que baja mortal a la fragua,
si montas valiente
al caballo en la montaña,

que más da poeta de la vida
que no estés en la tierra
si cabalgas sobre las alas del viento,
si tu calle, tu gente y tu pueblo
han hecho suya tu balada,

si tu muchacha dorada
-al bañarse-
sigue dorando el agua,
si los negros cuervos
que cercenaron tu garganta
se mueren de vergüenza
ante la desvergüenza canalla
de su hazaña cobarde
de cuneta y maldición.

No quise.
No quise decirte nada,
pero el eco limpio de tus pasos,
la indeleble huella de tu marcha,
ha llenado del mundo los ojos
de brisa, de risa y de Oro.


Juan Antonio González

lunes, 26 de julio de 2010

Que NO me Rindo, Poeta

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
(Mario Benedetti)




Pongo las manos
sobre la tierra callada,
como ayer,
como siempre,
donde yacen los compañeros muertos,
donde orillan las semillas
del rubor de los niños nuevos.

Pongo los ojos
sobre la blanca vela
que sigue rasgando el horizonte,
donde las golondrinas negras
blancas y otra vez negras
se confunden con las estrellas.

Pongo mi carne y mi piel,
mis ganas, mi todo,
mi alma en el empeño
de ser aquel sueño
que una vez fuimos,

La luna sobre el estanque
pudorosamente quieta,
muda,
solemnemente hermosa,
canta su nana de la alegría,
los pasos se abren
las puertas vuelan
y los puentes retornan
como brazos de espuma
juntando continentes,

la luna reposa sobre el estanque
y en el corazón del mundo,
la voz del poeta
resuena gallarda y arde.

Que no, Poeta,
que no me rindo,
que pongo mi vida
en cada verso que firmo,
que voy soñando espacios,
mil rumbos distintos
en cada golpe que encajo,
abro a capotazos mi camino,
que no, Poeta,
que no me rindo,
que sigo en la arena
con la magna fuerza
de los bravos perdedores
que miran de frente a la muerte,
que no, Poeta,
que no me rindo,
que mis pies siguen
-cansados pero firmes-
haciendo mella en el rigor de mi destino.

Juan Antonio González Molina
(Pintura "La Resistencia", de María Fernanda Vega)

miércoles, 7 de julio de 2010

VOLVER




VOLVER

Volver a congraciarme con las olas,
volver a pasearme por la luna,
volver a volver
tantas veces como haga falta,
con todo,
a golpe de coraje
y osadía,
mil redaños
por bandera,
la espada en los puños
y el clavel en los labios,

Porque ir y venir
es cosa de poetas,
porque yo,
un joven-viejo cansado,
voy y vengo
llevando a mi gente en las esquirlas
que saltan de mis alas
cuando a medianoche
un rayo de luz me fulmina de versos.

Volver cien veces cien,
con las pestañas
cubiertas de ceniza,
como si hubiera muerto un instante,
sin prisas ni reproches,
volver más vivo que nunca
contando estrellas
sobre la fragua gitana de la noche.

Volver,
encontrar la palabra,
la rima,
la estrofa pirata,
esa cadencia,
ese ritmo salvaje
que tanto me recuerda a tus caderas.

Volver para siempre
y quizás para nunca,
desde el centro del mundo
hasta los contornos del alma,
volver a volver,
y volver de nuevo,
tantas veces como me haga falta.

Juan Antonio González Molina

viernes, 18 de junio de 2010

HASTA SIEMPRE JOSÉ

Era inevitable romper mi prolongado silencio en esta tan querida por mí "Hermosa Utopía" tras escuchar apesadumbrado la noticia que este medio día nos ha golpeado a tod@s.


No puedo expresar con palabras el dolor que ha dejado en mi “yo” escritor y humano la noticia del fallecimiento de José Saramago, premio nobel de Literatura, y ante todoy sobre todo, un hombre comprometido con su tiempo, solidario, activo, inquieto e imaginativo.

Un hombre que no dudó nunca en poner su granito de arena y su nombre de nobel como activista, firmante o colaborador en multitud de Luchas sociales por todo el mundo. En mi barrio, Alcosa, un humilde barrio de Sevilla, se hizo socio de honor de la biblioteca pública por la que los vecinos del barrio estaban luchando por entonces. Hoy, la biblioteca es una realidad. Este es un mero ejemplo de lo que era Saramago, más allá de su enorme categoría como escritor.

Hoy, duele en las entrañas del mundo su falta. Hoy, bajo el ruido ininterrumpido del pasar del tiempo, se consume un silencio solemne por la marcha de un hombre grande. Hoy, el mundo es un lugar más oscuro, más triste, que sé yo. José Saramago era un candil de luz brillante que alumbraba con su compromiso y sabiduría los pasos hacia un mundo más justo, un mundo, otro mundo, que fue, es y será posible. Hasta siempre compañeros, Gracias por todo.
Aquí podeis leer una pequeña autobiografía de lo que fue su vida:
Como homenaje al maestro os dejo algunas de sus magníficas reflexiones que pueden resumir en tres palabras mucho de lo que era José: Educar, Pensar y Participar:
Educar para la Paz

Resulta mucho más fácil educar a los pueblos para la guerra que para la paz. Para educar en el espíritu bélico basta con apelar a los más bajos instintos. Educar para la paz implica enseñar a reconocer al otro, a escuchar sus argumentos, a entender sus limitaciones, a negociar con él, a llegar a acuerdos. Esa dificultad explica que los pacifistas nunca cuenten con la fuerza suficiente para ganar… las guerras.

“Israel es rentista del Holocausto”, en ¡Palestina existe!, Madrid, Foca, 2002 (Prólogo y edición de Javier Ortiz) (Entrevista de Javier Ortiz)

Pensar, Pensar

Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte.
Revista del Expresso, Portugal (entrevista), 11 de octubre de 2008
Intervenir

Hemos inventado una especie de piel gruesa que nos defiende de esa agresión de la realidad, que nos llevaría a asumirla, a enterarnos de lo que está pasando y a hacer lo que finalmente se espera de un ciudadano, que es la intervención.
“Si España va bien, es una excepción, porque el mundo no va bien”, La Provincia, Las Palmas de Gran Canaria, 15 de abril de 1998 [Reportaje de Ángeles Arencibia]

No podía acabar este homenaje sin regalaros a todos los que alguna vez sentisteis leyendo a José Saramago un poema suyo, que viene muy al caso, una auténtica joya:

Pues el tiempo no para

Pues el tiempo no para, nada importa
que los días vividos aproximen
el vaso de agua amarga colocado
donde la sed de vida se exaspera.
No contemos los días que pasaron:
fue hoy cuado nacimos. Solo ahora
la vida comenzó, y, lejos aún,
la muerte ha de cansarse en nuestra espera.

Juan Antonio González Molina

martes, 30 de marzo de 2010

Cosas nuestras


Buenas a tod@s, hoy vuelvo a despedirme, esta vez por un periodo más largo de tiempo, he de alejarme al menos hasta principios de julio de este mundo tan mío y tan querido desde el que acompaño mis actos en la calle con palabras para construir utopías realizables y necesarias. Me alejo, me despido por tres meses amenazando con volver con fuerzas renovadas. Cuestiones personales requieren de todos mis esfuerzos mentales, pero no descarto dejaros muy de vez en cuando algún poema, pues mi corazón necesita fraguar versos de vez en cuando para seguir latiendo. Lo dicho, nos leemos en tres meses, un abrazo a tod@s y gracias por estar ahí compañer@s. Os dejo un "penultimo" poema de regalo...

Venden sus mentiras
como si contaran realidades,
mienten como respiran,
ahuyentan las verdades
regalando sonrisas
encaladas de desvergüenza
cinismo y cobardía.
Y abajo seguimos todos,
todos los demás,
el resto,
“los restos” para ellos,
aguantando nuestras velas
a golpe de pulmón y letanías,
coleccionando cositas puras,
besos, que se yo,
rumores de alegría,
vaivenes marinos
cantados por peteneras,
palmas para nuestra desidia
rebeldía para nuestra condena,
la página primera del último libro,
los versos-balas del poema
que canta nubes victoriosas,
las noches fugaces de portales
donde incendiamos el deseo,
los sollozos tras la puerta,
las ideas que tuvimos
y fuimos perdiendo al caminar,
los vientos, los sueños perdidos
que nos hicieron adultos,
los niños que agazapados
bajo nuestra piel
lloran tres veces los fracasos,
los olores frescos
que quedaron atrapados
entre nuestras sencillas sábanas,
las palabras
los consuelos
los amigos que quedaron
y todos los que se fueron,
los abyectos salmos
que construimos en la calle
codo a codo
y piedra a piedra,
aportando sangre y huesos
ganas
sudores
libertad
y lágrimas en la batalla,
allí,
donde perdemos privilegios
para ganar en Dignidad.

Juan Antonio González Molina

martes, 23 de marzo de 2010

ES LA PRIMAVERA


Es la primavera,
tiempo de metamorfosis,
hora en que unos capullos florecen
y otros, dan a luz
mariposas de colores imposibles.

Es la primavera,
tiempo de cambio,
hora en que me asomo al abismo
-y a pesar del miedo-
decido saltar al vacío,
contribuir al cambio
volviendo a ser YO mismo.

Juan Antonio González Molina

martes, 16 de marzo de 2010

OLVIDENSE


De las jaulas olvídense,
a mí, denme los espacios abiertos,
árboles, canciones, palabras
desconciertos concertados
desacuerdos acordados,
leyendas sobre los muros
anunciando cambios,

silencios estrellados,
alambradas enterradas a mordiscos,
pasitos lentos recorriendo mi espalda,
despacio, poquito a poco, despacio.


Juan Antonio González Molina
(Imagen: Pintura de Banksy sobre el muro que Israel está construyendo ilegalmente en Gaza)

jueves, 4 de marzo de 2010

A TRAVÉS DE LA VENTANA

“Podrán cortar las flores pero no podrán detener la primavera…”


Busco en mi interior los abrazos
que me niega la lluvia del medio día,
me vuelvo del revés en rebeldía
frente a lo que me ofrece de soslayo
esta triste ventana fría,
números en color rojo encendido,
carniceros de las cifras
porteadores de la inopia lacerante
generadores de pesadillas
damas de vestido largo
y largas listas de pretendientes,
señoreados directores
de grandes sucursales
y obscenas oficinas,
los del verbo mentiroso
y la calumnia por bandera,
los que prohíben la sonrisa
y nos hacen rezar de miedo,
los que visten de negro
y calzan negros corazones,
las víboras bajo las sábanas,
las noches verdes de angustia
sin nada que llevarse a la boca,
los otros, los de enfrente,
los que no saben,
los que no entienden
que no somos un número,
que somos sangre, corazón y rabia,
que latimos,
que soñamos,
que caminamos
con los pies en la calle,
en el barro,
en los portales canallas
de las fronteras de mi barrio,
en las fábricas
y en el campo,
allá donde existan flores
que llevarnos al alma,
que somos
que existimos
que queremos
y exigimos
nuestra merecida cuota
de brillante primavera.

Juan Antonio González Molina

miércoles, 3 de marzo de 2010

EL DOBLE RASERO DE LOS GOBIERNOS CAPITALISTAS


Firme y categórico se mostró el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el pasado 24 de febrero en la inauguración de la Conferencia de Presidentes de las Comisiones de Asuntos Exteriores de los parlamentos de los países de la UE y de los Estados candidatos (COFACC, por sus siglas en inglés: Conference of Foreign Affairs Committee Chairpersons), al realizar en el congreso las siguientes declaraciones: “Podemos suponer el sufrimiento de los presos políticos cubanos y debemos exigir al régimen cubano que devuelva la libertad a los presos de conciencia y respete los derechos humanos”. Vaya por delante mi respeto más absoluto a la vida humana, y obviando la intoxicación informativa que hemos sufrido en el caso Orlando Zapata, he de decir que lamento profundamente su muerte, así como abogo por que los Derechos Humanos sean respetados en todos los rincones del planeta. Dicho esto, me gustaría que el presidente Zapatero se mostrara igual de firme que lo hace respecto a Cuba con otras situaciones mucho más flagrantes y graves en cuanto a la violación de derechos civiles y humanos que ocurren en otras partes del mundo.
En este sentido, insto desde aquí al señor Zapatero a utilizar esa firmeza para exigir al rey de Marruecos con la misma contundencia que lo hace con el gobierno cubano, que se respeten los derechos humanos en su país. Un país que lleva treinta y cinco años condenado a los saharauis a sufrir el exilio del desierto o la represión y la cárcel en los territorios ocupados. Desde la ocupación del Sáhara Occidental por Marruecos en 1975, cientos de saharauis han desaparecido. El gobierno del monarca Alauita ha reconocido que algunos de ellos han muerto, pero muchos otros continúan en paradero desconocido.1 En los territorios ocupados se vive en un estado de represión continua, muchos saharauis son maltratados, detenidos y torturados por las fuerzas del orden marroquí. Las cárceles del Sahara Occidental acogen a multitud de presos políticos saharauis detenidos sin juicio alguno y sin las mínimas garantías legales para proceder a su legítima defensa. Las condiciones de insalubridad en la que se “sobrevive” en ellas ha sido causa continuada de denuncia por parte de muchas ONG internacionales que defienden el respeto a los derechos humanos. Hoy día, Marruecos mantiene más de 135.000 soldados dentro del territorio del Sáhara Occidental, ocupado ilegalmente y pendiente de un referéndum de autodeterminación supervisado por Naciones Unidas. No cree usted presidente Zapatero que debería exigir a Mohamed VI la libertad de los presos de conciencia saharaui, el fin de la violencia y la tortura contra los saharauis en el Sáhara ocupado, así como el respeto a la legalidad internacional y a las resoluciones de la O.N.U. al reino de Marruecos, a fin de que se celebre el tan ansiado referéndum de autodeterminación al que el pueblo saharaui tiene derecho. Supongo que los fosfatos, los bancos pesqueros y otras cuestiones de índole económico, comercial y diplomático tienen más peso que la dignidad, el respeto a la justicia y el derechos inalienable del hombre y los pueblos a su autogobierno y autodeterminación.
También quería pedirle que exigiera la misma firmeza al gobierno Israelita que desde 1948 lleva a cabo una política de ocupación, hostigamiento y humillación constante hacía la población civil palestina. Torturas, detenciones ilegales, bombardeos contra poblaciones civiles, demolición de casas, cierres de fronteras, humillaciones constantes en el paso de las mismas, asesinatos, etc… miles de muertes civiles en un conflicto donde se viola una y otra vez por parte de Israel la legalidad internacional. En Julio de 2004 la corte internacional de justicia declaraba ilegal el muro que Israel esta construyendo en Palestina, que separa a familias enteras y condena al aislamiento a miles de palestinos2. La Corte Internacional de Justicia opinaba que el muro tenía que ser desmantelado y que había que condenar a Israel a pagar una compensación económica por los daños cometidos. El muro sigue en pie a día de hoy. En la resolución 242 de las Naciones Unidas3, así como en el artículo 2 de la carta del mencionado organismo internacional queda fijada la inadmisibilidad de la adquisición de territorios por guerra4, que fue precisamente lo que hizo Israel con Cisjordania y Gaza en la guerra de 1967. Además, el artículo 49 de la IV convención de Ginebra5 declara la inadmisibilidad para una potencia invasora de transferir a su población a territorio ocupado, con lo cual todos los asentamientos de colonos israelíes en territorio palestino habrían de ser declarados ilegales. Por último, en solo 21 días, entre el 27 de diciembre de 2008 y el 18 de enero de 2009, cayeron víctima de los bombardeos israelíes sobre Gaza6 nada más y nada menos que 1.412 palestinos, de los que la mayoría, según B´Tselem7, el centro israelí de información de los derechos humanos en los territorios ocupados, eran víctimas civiles. Teniendo en cuenta todo esto, porque el señor Rodríguez Zapatero no exige al gobierno de Israel que acate el derecho internacional y los principios universales de los derechos humanos. Quizás el poder económico del estado sionista en el mundo y los apoyos norteamericanos pesen más que las exigencias justas de un pueblo que vive en sus carnes un auténtico genocidio ante la pasividad de las grandes potencias mundiales.
También podríamos hablar de derechos humanos y legales para referirnos a la prisión de Guantánamo, situada en el extremo suroeste de Cuba, ocupando territorio cubano pero bajo jurisdicción de los Estados Unidos. En esta base militar han sido retenidos y recluidos sin juicios, cargos ni garantía legal alguna cientos de prisioneros procedentes de distintos lugares del mundo. Hecho este, que ya de por sí viola todas las reglas del Derecho Universal. Pero para más inri, en 2004, un informe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)8 indicaba que en la prisión de desarrollaban varias actividades de las que, se dice, eran "equivalentes a tortura": exposición de ruidos o música molesta, temperaturas extremas por tiempo prolongado o palizas. También se informó de la existencia de un equipo científico de comportamiento (BSCT), y la comunicación de información médica confidencial a los equipos de interrogación por parte de los médicos de la base (debilidades, fobias, etc.), dando por resultado la pérdida de la confianza a los médicos por parte de los presos en la base. El 14 de febrero de 2006 un borrador del informe de cinco expertos de la ONU, solicitó el cierre de las instalaciones de detenidos tras concluir que las prácticas de alimentación forzada y diversas técnicas de interrogatorios equivalían a actos de tortura. En mayo del mismo año, el Comité de la ONU contra la Tortura pidió a EEUU que cerrara el centro de detención de Guantánamo por violar la legislación internacional. El 10 de junio del 2006, tres prisioneros musulmanes (dos sauditas y un yemenita) se suicidaron dentro de la base. Se calcula que hasta 2008 más de 800 reclusos pasaron por el infierno de Guantánamo, y que aun quedan en el penal alrededor de 190 reclusos. Todavía no he escuchado al señor Zapatero exigir el cierre inmediato y sin condiciones de la prisión de Guantánamo donde se retiene a personas sin ningún tipo de garantía legal ni juicio previo, y donde según multitud de organizaciones defensoras de los derechos humanos, la violación de los mismos ha sido flagrante y continua desde su constitución como penal.
Estos tres casos son solo ejemplos de otros muchos puntos del planeta donde se violan los derechos humanos y la legalidad internacional. El doble rasero y el cinismo usado por nuestros políticos a la hora de hacer un uso partidista y demagógico del concepto de “Derechos humanos” es realmente una cuestión que deja muy a las claras que en el mundo actual existen dos varas de medir, una para los “amigos” que por intereses particulares, económicos, comerciales, políticos o diplomáticos pueden hacer y deshacer a su antojo pasando por alto cualquier diatriba moral, legal o ética que se les pueda plantear, sin recibir respuesta alguna por parte de los gobiernos “aliados”; y otra para aquellos gobiernos no alineados con los parámetros de aquellos que dirigen el sistema imperante, y a los que a la mínima se les exige aquello que es mucho menos respetado por los “exigentes” que por los “exigidos”, y que sufren además la mentira y la intoxicación informativa promovida por los medios de comunicación afines a la causa liberal-capitalista. Reiterando que la pérdida de una sola vida humana es una desgracia, lamento profundamente la muerte de Orlando Zapata y creo, que el gobierno cubano debería haber evitado que este hecho sucediera bajo su tutela. Pero a pesar de todo esto, considero que Cuba, con sus aciertos y sus errores, es un ejemplo a seguir en muchas cuestiones, y por supuesto, socialmente hablando está muy por encima de otras potencias que no reciben ni las exigencias ni el maltrato informativo que recibe la denostada Isla caribeña por parte de los poderes establecidos. Valgan como mero ejemplo de lo que escribo los mencionados estados de Marruecos, Israel, EEUU u otro estado bien cercano a Cuba, Colombia, donde los paramilitares en connivencia con el gobierno realizan una política de terrorismo de estado que cuesta la vida a miles de civiles colombianos cada año. Por no hablar de la condena a vivir y morir de hambre a más de la mitad (la sexta parte de la población de la tierra padece hambre según un informa de la O.N.U. presentado en septiembre del pasado año) de la población mundial que supone el sistema imperante, o de los derechos constitucionales que en nuestro propio país, España, son desoídos por el mismo que exige derechos a Cuba, como el derecho a una vivienda digna, a una vida digna (80 millones de personas se encuentran actualmente en Europa bajo el umbral de la pobreza; en España, 1,5 millones de personas sufren pobreza severa y alta exclusión social y más de 8 millones padecen pobreza) o al trabajo (Las cifras del paro en febrero de 2010 siguen por encima de los 4 millones de parados). Datos por cierto, que serían impensables en Cuba, donde la vivienda, el trabajo, la alimentación, la educación y la sanidad están garantizadas por el estado.
Juan Antonio González Molina

(1) Se puede consultar la lista de saharauis desaparecidos en la página web de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis: www.afapredesa.org

(2) Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en el territorio palestino ocupado:
http://www.icj-cij.org/homepage/sp/advisory/advisory_2004-07-09.pdf

(3) Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas:
http://es.wikisource.org/wiki/Resoluci%C3%B3n_242_del_Consejo_de_Seguridad_de_las_Naciones_Unidas

(4) Carta de las Naciones Unidas: http://secint24.un.org/spanish/aboutun/charter.htm
(5) 4ª Convención de Ginebra: http://www.icrc.org/WEB/SPA/sitespa0.nsf/html/5TDKYK

(6) Sobre los 21 días de bombardeo recomiendo el documental “Disparando al Elefante”, el relato de un testigo presencial en la Franja de Gaza. El 27 de diciembre de 2008, la Operación Plomo Fundido estuvo disparando a elefantes durante 21 días. Imágenes urgentes, insomnes, escalofriantes y sucias de los únicos extranjeros que decidieron y consiguieron permanecer, empotrados en las ambulancias de la Franja de Gaza, al lado de la población palestina. Entre otros lugares los puedes ver siguiendo este link: http://www.toshootanelephant.com/es

(7) Visitar la página de B´Tselem: http://www.btselem.org/English/

(8) Página del CICR: http://www.icrc.org/spa

viernes, 26 de febrero de 2010

CUENTAME


(A todos los niños desaparecidos-secuestrados durante la dictadura argentina, a Francisco Madariaga Quintela, nieto número 101 recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo, y que ha inspirado el poema; y por supuesto a las Abuelas de plaza de Mayo por su incansable labor en pos de la justicia, la dignidad y la Libertad)

Cuéntame como ha sido tu vida,
Cuéntame de vos
Cuéntame, ¿tengo hermanos?
Cuéntame todo por favor,

Háblame de primaveras
de la herida sin compás
de perdón ni espera,
de las noches en silencio
de las lágrimas de la dignidad,
cuéntame de vosotros,
cuéntame de mamá,
de sus ojos fijos,
de su cara, de su claridad
llamando a la puerta de los sueños,
del significado verdadero
de la palabra libertad,
dime que soy hijo del amor
y no del odio voraz
que devora sin remedio
al más capaz de los hombres.

Cuéntame papá,
borra de mis ojos
tanta infamia,
tantos gritos demenciales,
tanta historia malcriada
tras los pasos criminales
de mis captores resonando
como fusiles y sables
por los pasillos.

Cuéntame de cómo os conocisteis,
de aquella noche de luna
y estrellas entregadas,
de las palabras lindas
que os dijisteis al oído,
dime de cómo pudisteis con ellos,
de cómo a pesar de los llantos
de los grises cuarteles
de la sangre sobre la mesa,
de los apesadumbrados
ojos que parecían derrota
y eran la victoria pura
de los que sabían que la historia
la escriben los valientes,

dime papá,
cuéntame,
háblame de quien soy,
de donde vengo,
dime que soy amor y batalla,
viento puro de condena
que no olvida ni perdona,
que cuenta su historia
para que paguen los culpables,
dime padre,
dime que nunca me olvidaste,
que soy el recuerdo vivo
de aquella mujer rebelde
que entre el humo y los tanques
te robó el corazón,
cuéntame, dime padre
que hay tiempo,
que aun no es tarde
para celebrar la Vida.

Juan Antonio González Molina

martes, 16 de febrero de 2010

AHMED Y LA NADA

Un cuento sobre el Sáhara y la Victoria que vendrá

Voy a alejarme del blog durante algún tiempo compañer@s, cuestiones personales reclaman todos mis esfuerzos. Os dejo como regalo en forma de "Hasta luego" mi segundo relato. Ya sabéis que me considero ante todo poeta, pero este texto en prosa me ha salido de lo más profundo del alma, espero que os guste. Un abrazo a tod@s, aquí tenéis el cuento, soñemos un poco con la Victoria que vendrá:

Ahmed vivía entre las arenas, en un lugar -inhóspito y gris- donde no existía siquiera un pedacito diminuto de cielo abierto sobre el que acunar las esperanzas de vivir un futuro medianamente decente. Sus ojos estaban tan cansados de otear siempre el mismo horizonte, que solían inventarse hermosos oasis de componentes mágicos, habitados por animales raros que portaban flores de todos los colores en el lomo, con cielos abarrotados de nubes blancas que dibujaban sobre el azul raso del firmamento imágenes imposibles: dos figuras tomadas de la mano, un camello de tres jorobas y hasta un payaso haciendo malabarismos entre el sol y la luna. Soñaba con sitios y lugares de mucho verde, abundantes en palmeras, con arboles viejos de copa ancha y frondosos arbustos de planta baja, con todos los suelos forrados con una tupida alfombra de hierba húmeda cuyo olor casi que podía sentir a pesar de que no existiera más que en sus pensamientos, a pesar de que el niño Ahmed no había tenido jamás el placer de percibir el frescor del tacto de la hierba a la mañana, cuando empapada de rocío, albergaba en su interior el reflejo de los primeros rayos de sol de cada día. Era lo maravilloso de la imaginación, de su mano, todo parecía ser posible.

El lugar donde Ahmed vivía con su familia y su pueblo, estaba situado en los bordes de la Nada. Los que habitaban cómodamente en el Todo, acostumbraban a llamarlos “hijos de las nubes y el viento”. Su casa, como todas las de allá, no tenía puertas ni ventanas, siempre se encontraba abierta al Universo. Hecha de tela, correajes y postes de madera, recibía el nombre de jaima. En su interior, familia, vecinos y amigos engullían las horas muertas charlando y tomando tés: el primero, amargo como la vida; el segundo, dulce como el amor; y el tercero, suave como la muerte…
Mientras tanto, su abuelo materno, que se llamaba Hussein, pasaba la mayor parte de su tiempo fumando y jugando con otros ancianos del lugar a un juego al que se jugaba con palitos y piedrecitas del desierto. Al pequeño Ahmed le encantaba mirarlos mientras se entretenían, pasaba horas en silencio, observándolos, tratando de entender el mecanismo del juego que requería tanta concentración en sus mayores. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, no lograba captar la esencia del mismo, quizás fuera demasiado pequeño todavía para comprenderlo, o al menos, eso era lo que le decía su abuelo. Hussein era un gran orador, y al caer la noche, después de rezar, solía sentarse a contemplar con él la luna y las estrellas. Mientras lo hacían, el anciano le contaba viejas historias de caravanas y guerreros a camellos, le hablaba durante largo rato de las hermosas tierras de la que procedían, y de cómo, un día no tan lejano en el tiempo, un malvado rey de alma oscura, por medio de una temible cohorte de mercenarios, se las había robado despiadadamente, condenandolos desde entonces a sufrir la impúdica dictadura del desierto. Le advertía de lo terrible que era la guerra, de lo triste que era para él no saber donde se encontraban sus dos hermanos, Mohamed y Bachir, recluidos ambos en un agujero negro por declarar, estando tras los muros del otro lado del mundo, ser simple y llanamente lo que eran: “hijos de las nubes y el viento”. ¿Solo por eso? Preguntaba Ahmed angustiado, solo por eso, solo por eso hijo mío… contestaba su abuelo con los ojos vidriosos.

A su otro abuelo, el papa de su papa, no lo conocía. Al parecer, mucho antes de la fecha en que Ahmed vio por vez primera la luz del ardiente sol que coronaba los bordes de la nada, Brahim, así se llamaba su abuelo paterno, había quedado atrapado con su abuela al otro lado del mundo, allí donde el mar y los peces, en ese lugar del que procedían todos los habitantes de su pueblo, y al que todos anhelaban con ansias regresar.
La vida en los bordes de la nada no era muy divertida. Había poco que hacer. Ahmed asistía todos los días, exceptuando el último de la semana, al colegio. No era mal estudiante, y además, le gustaba mucho acudir a clase ya que le hacía sentir que tenía algo que hacer, algo en lo que ocupar su tiempo. Las tardes en aquel maldito lugar se hacían muy largas, sus amigos las dedicaban a jugar al fútbol con pelotas hechas de trapo, pero él, prefería construir camiones con envases vacíos, latas y cuerdas. Había decidido que de mayor quería ser mecánico, a pesar de que por allí no hubiera muchos coches y de que los que había, estuvieran viejos y destartalados.

Su padre, como la mayoría de los hombres en edad de combatir, andaba enrolado en el ejército. Ahmed lo veía muy poquito, solo tres o cuatro veces al año cuando éste venía a visitarlos tras conseguir algún permiso especial. Una de esas visitas coincidió con su décimo tercer cumpleaños. Ese día su papa le pidió que saliera a caminar junto a él. Estuvieron horas andando por los bordes de la nada. Su padre le contó en que consistía su trabajo, el porque de la existencia del ejercito, lo importante que era para la gente que vivía en la nada seguir reclamando su parte del todo, porque les pertenecía, porque era suya, porque era justo, obligatorio y necesario unir a las familias que la guerra y los muros habían separado. Cuando llevaban más de dos horas caminando, Ahmed empezó a sentir una sed terrible, y entonces, recordó una de las leyendas que le había contado su abuelo y prefirió no decir nada:

…en aquellos tiempos, ya lejanos en nuestras memorias, en que las caravanas iban cruzando el desierto en busca de pastos, agua y mercancías, una madre se acercó a su hijo, al que acababan de cortarle la cresta de pelo que llevaba como niño, porque había cumplido trece años y de hecho, ya se consideraba un hombre preparado para las más largas y duras travesías del desierto. Cuando preparaba su montura aquel hombrecito, su madre que sabía por propia experiencia la conducta del desierto, le tomó la mano y le dijo:

- Hijo, me alegro de que ya seas un hombre como tu hermano, pero antes de partir en esta caravana debes tener en cuenta lo que te voy a decir:

-Ya que estas decidido a ir con los hombres, te diré que si sientes cansancio no lo digas, si sientes sed o hambre no lo digas, pero hijo, si una piedrecita del camino se cuela en tus zapatos, puedes decirles que te esperen para quitártela.


Después de la caminata, el niño Ahmed se sentía un hombre, la charla que le había dado su padre fue para él como si le hubieran cortado al fin la coleta. En su pequeño corazoncito se mezclaban la alegría de sentirse adulto con la rabia y el dolor de la tragedia y la injusticia a la que su pueblo estaba siendo sometido. Por fin, comprendía el porqué de la existencia de ese halo de tristeza que ardía vorazmente en el brillar apagado de la mirada de su gente. Al llegar a la Jaima y ver a su madre, se le escapó una lágrima que rodó veloz y pesada por su morena mejilla. Corrió a abrazarla, la abrazó como nunca antes lo había hecho. Su papa le había contado que el día en que fueron obligados a empezar a caminar hacia la nada, su mama, había perdido a sus tres hermanas y a su madre.
Un día cualquiera, un día de esos en los que no pasa nada, y que por desgracia, eran tan habituales en los bordes de la nada, Ahmed sintió la necesidad de alejarse de las Jaimas. Recordó la charla, por entonces ya lejana, que el día de su décimo tercer cumpleaños había tenido con su padre, y se dirigió caminando hacia la única duna de arena que existía por los alrededores. Estaba como a unos cuarenta minutos de paseo. Tras escalarla con facilidad se sentó en la cumbre. La vista fue la de siempre: un territorio estéril, pedregoso y hostil se extendía desafiante ante sus ojos. Pero de repente, vio algo resplandeciendo a los pies de la duna. Se froto los ojos con las manos, sí, era real, no era fruto de su indomable imaginación. Entonces se levantó, bajó corriendo la montaña de arena y conforme se iba acercando al sitio donde estaba aquella cosa extraña, iba notando como el latir de su corazón se intensificaba tanto que parecía que le fuese a estallar el pecho. Al llegar abajo se detuvo. Entre sus pies descalzos había una hermosa flor de un color rojo intenso. Era bellísima, lo más bonito que habían visto sus jóvenes ojos negros. Sabía que eran las flores porque se lo habían enseñado en el cole, pero nunca había visto una. Se agacho, la acarició suavemente, tenía un tacto delicado, agradable. Pasó toda la tarde junto a aquella flor del color de la vida, pues no podía dejar de mirarla. Al día siguiente, a la hora de la comida, guardó un poco de agua en un pequeño recipiente de plástico. Eran apenas unas gotitas, pues el agua era un bien escasísimo en los bordes de la nada, pero que serían suficientes para ir regando su flor a diario. Y desde entonces, todas las tardes se alejaba del campamento y se dirigía dos kilómetros al sur para encontrarse con la flor, su flor, el regalo divino que milagrosamente el desierto le había otorgado. La regaba todos los días y se pasaba la tarde entera observándola y hablándole. Le contaba lo que había hecho ese día en el cole, lo mucho que echaba de menos a su papa, las risas que se habían echado él y su madre la noche anterior jugando con su hermano pequeño, todas las historias que el abuelo Hussein le contaba, y mil y una cosas más que se le iban ocurriendo por el camino. Y así fueron pasando las lunas, brillantes y hermosas, redondas, y una a una, se las fue tragando el horizonte. Ahmed se sentía feliz, había encontrado un sentido a su vida: cuidar y amar la única flor que quedaba en los bordes de la Nada.
Desde su mágico descubrimiento los días se presentaban más luminosos que de costumbre, o al menos a él se lo parecían. Pero un día, al alcanzar la cima de la duna, se le nubló la vista. Al instante, se dio cuenta de que algo no iba bien, se detuvo conmocionado, desde allí, en lo alto, no veía brillar a su rojísima compañera floral. Desesperado, descendió velozmente y descubrió que, efectivamente, la flor ya no estaba donde había estado siempre desde el día que la divisó por primera vez. Solo había tierra y piedras, ese maldito paisaje que emborronaba sus pupilas. ¿Dónde estaba su flor? Quizás otro niño la había descubierto y arrancado para enseñársela a sus amigos, quizás el viento se la había llevado como si fuera una cometa, la cometa más hermosa que jamás hubiera surcado el firmamento; o quizás, simplemente, la tormenta de arena de la noche anterior la había sepultado bajo la arenisca rojiza que lo cubría todo. Estuvo escarbando sin parar toda la tarde, pero a pesar del empeño que puso en la tarea, la flor no apareció. De repente, observó como el cielo se ponía gris parduzco, las nubes blancas se tornaron negras y empezó a llover a cántaros. Ahmed rompió a llorar, estaba abatido, sintió como en su interior una sombra de tristeza se iba apoderando súbitamente de su alma. Deshecho, se tumbó bocarriba, y el agua que corría por su rostro se mezcló amargamente con las lágrimas de dolor intenso que brotaban de sus pequeños ojos fijos.
El tiempo desde aquel nefasto día siguió pasando, y pesando, lento, muy despacio, como si no le importara lo más mínimo el desasosiego y la pena que sentían los habitantes de aquel terrible lugar situado en los bordes de la nada. Ahmed acabó trabajando en el ejército como mecánico militar, y su vida, fue transcurriendo entre angustias y deseos de volver a una tierra que nunca había visto pero que sentía como propia: la tierra de sus padres, la de sus abuelos y bisabuelos, la de su pueblo. Tras años y años que parecieron siglos, la lucha de su gente, el apoyo de las personas justas que aun quedaban en algunas partes del todo y la vergüenza hecha mentira de un rey usurpador, obraron el milagro. Ahmed era por entonces un viejecito, vivía solo, su mujer había fallecido un año antes y sus dos hijos vivían muy lejos, en alguna parte del Todo.
El día de la vuelta a casa amaneció coronado por un sol radiante que parecía querer sumarse a la inmensa alegría de un pueblo que recobraba al fin su libertad. Durante el largo trayecto, Ahmed fue recordando los momentos más importantes de su vida. Al llegar, vieron los restos de los viejos muros derribados, hasta siete habían llegado a existir. Los hermanos y hermanas que los esperaban, portaban banderas verdes de esperanza, blancas de pureza y negras de luto por los que se habían quedado en el camino. Los abrazos y las lágrimas empezaron a regar a borbotones aquel suelo tan deseado, aquel instante soñado tantas veces, era ya pura realidad: familias enteras se reunían tras años de dolor y olvido. La justicia, esta vez sí, había salido victoriosa en su batalla frente a la crueldad asesina de los usurpadores.
Ahmed se adentró en aquella tierra de la que tantas veces le habían hablado sus mayores, pudo ver jardines, casas bajas de colores, pisos, coches tocando el claxon, tiendas donde se vendía todo tipo de cachivaches y a lo lejos… el mar. Caminando entre el júbilo irrefrenable de la gente se dirigió hacia la playa disfrutando de la alegría sumarísima que anegaba las calles, las plazas y todas y cada una de las esquinas. Al llegar, la brisa marina meció sus blancos cabellos, cuantas veces le había hablado su abuelo de aquel olor, de aquella sensación de libertad que estaba sintiendo in situ en aquel momento. Se acercó a la orilla, se descalzó y metió sus pies en el agua. El sol disparó sus rayos de vida contra la frente agrietada del anciano Ahmed, su corazón latía con fuerza, y al darse la vuelta, vio en la arena blanca de la playa un puntito rojo. No podía creerlo. Una flor exactamente igual de bella que aquella que había cuidado con esmero durante algunos años de su vida en los bordes de la nada parecía estar mirándolo con descaro. Se acercó lentamente, se sentó a su lado y se puso a llorar. Tras secar su llanto, la acaricio y recordó instantaneamente aquel tacto suave y agradable como el de aquella vez primera. Después, no sé cuantas horas fueron las que Ahmed pasó contándole a aquella flor el tortuoso y duro camino que había recorrido hasta llegar a aquel hermoso pedacito de costa. Y es que tenía tanto que contar... aquellos durísimos meses en los que no llegaba comida a los bordes de la nada, las tremendas inundaciones que asolaron la nada durante varios inviernos consecutivos, o aquel interminable verano en el que el agua escaseó tanto que no sabían si iban a lograr sobrevivir un día más. Y como olvidar el llanto roto de su gente ante las terribles noticias que llegaban del otro lado del muro y que contaban como familiares y amigos estaban siendo perseguidos, detenidos y hasta desaparecidos; o el tenaz y doloroso recuerdo que tenía del día en que su hermana pequeña falleció prematuramente, y como su madre no había podido soportarlo; tenía que hablarle también de lo muchísimo que sufrió cuando en los contornos del último de los siete muros su padre falleció mientras andaba desflorando minas asesinas; y sobre todo y ante todo, tenía que explicarle detenidamente como poco a poco los jóvenes fueron levantando la voz, como su causa fue creciendo y creciendo hasta hacer doblar las rodillas a su poderoso enemigo. Le relató, por supuesto, algunas de las viejas historias que le contaba su añorado abuelo Hussein; le habló con orgullo de sus dos hijos, y le susurró entre lágrimas y sonrisas lo feliz que estaba por la Victoria de su gente y a la vez, el dolor que sentía porque ni sus hermanos, ni sus abuelos ni sus padres habían logrado sobrevivir para poder verlo. Le recitó un poema del gran poeta Ebnu:

Vamos contando estrellas
al borde de la madrugada
y una vez más
-como casi siempre-
tu nombre aletea
sobre la inmensidad de los senderos
y se detiene en cada
pedazo de nuestra idea
y nos regala el aliento
de una tarde ya lejana.

Un hombre vuelve los ojos
hacia el fusil que duerme
y extiende sus manos
para tocarte
entre las amarillentas
hojas de la memoria
mientras vas coleccionando
las huellas de aquellos
a los que se les hizo muy tarde
para tomar el té
de la próxima mañana.

Acaricias al niño
y la inocencia sonríe
en sus ojos de arena.

Entonces un anciano murmura
¡Quizá mañana!

Más allá
allende la muralla
una mujer se asoma
a una ventana
tarareándole a tu cielo
la letra de una canción temprana
y cruzando la calle fría
alguien en nombre de dios
promete devolverte la luna
y tú te estremeces
con cada latido solitario
de una multitud que espera.

La eterna lágrima
enjuaga el rostro
que en la sombra llora.

Entonces un joven
A la noche susurra
¡Quizá mañana!

El viento de palomas
emprende el vuelo
la duna se abraza
a la ausencia del suelo
y desde el corazón
de cada puerta
una voz
de hombres y tumbas
se remonta al cielo

¡Quizá mañana!

Esa mañana ya había llegado y su pueblo rebosaba de orgullo. Para terminar, decidió cantarle uno a uno los nombres de todos los mártires de la causa que recordaba. Permaneció un rato en silencio junto a la flor, ya no tenía nada más que contarle. Seguía escuchando de fondo el estruendoroso sonido de las explosiones de los cohetes de la alegría, y en los balcones de los pisos situados frente a la costa, veía ondear altivas las banderas de la Victoria. Todo olía y sabía a felicidad. Entonces, notó como una mano se posaba en su hombro, se volvió y levantó la vista:

-¿Esta usted bien? Le dijo un hombre de mediana edad sonriendo.
-Si, respondió Ahmed.
-¿Tiene usted casa? Ahmed respondió con una mirada silenciosa…
-Claro que sí, dijo el hombre esbozando una amplia sonrisa, venga a mi casa, que desde hoy es también la suya, y tomemos un té.

Le ayudó a levantarse y ambos se perdieron por las calles de aquella ciudad que al fin contemplaba orgullosa la vuelta a casa de todos sus hijos.

Juan Antonio González Molina

Dedicado a mi padre y a la lucha del Pueblo Saharaui por su Libertad

jueves, 11 de febrero de 2010

DIME TÚ



Dime tú
que puedo esperar de tu sonrisa,
existes en las tablas quejumbrosas de las puertas
en el susurro tenso de la brisa
entre el mar y la esperanza
con la voz del puerto como pesadilla.

Dime tú
que puedo esperar de tu mirada,
existes como un hada en este cuento
en el tormentoso fragor de la batalla
con flores de armisticio en el vientre
y un verso de Neruda como espada.

Dime tú
que puedo esperar de tus manos,
existes en la savia breve de este árbol
con la noche oscura del ocaso por pecado
en todos los colores que te nombran
sobre el trigo que amortigua nuestros pasos.

Dime tú,
háblame sin prisas de lo que fuimos,
cuéntame de aquellas luciérnagas ciegas
que enlucían rebeldes los pasillos,

es mejor no esperar nada
conjugarme contigo en las pausas del camino.


Juan Antonio González Molina
(Pintura de Pedro Ponce de León:

martes, 9 de febrero de 2010

EL PODER DE LA POESÍA



Ayer soñé que al despertar buscaba el mar y no estaba. La playa era una ciénaga de aguas turbias y malolientes. Soñé que no había cielos sobre mi alma, que todo era un decorado cutre y zarrapastroso donde las estrellas eran bombillas de bajo consumo. No había caminos que recorrer, no había manos a las que asirse, y las flores, eran espinos violentos de esos que tienen púas largas de veneno como espadas, de esos, que si llegan a herirte, dejan una marca indeleble en las entrañas. Y soñé que no estabas tú. La soledad campaba a sus anchas sometiendo todas las esquinas a su impúdica dictadura del silencio. Las plazas, todas, se encontraban rodeadas de muros grises en los que los insectos de la muerte ponían sus huevos negros. Todo olía a podrido, a viejo, a lamento y sudor de callejón. Ayer soñé con un mundo incapaz de sobrevivirse a si mismo, un mundo de tenaces afrentas que sufrir encadenado a la desidia, un mundo que había estallado en tristeza consumido por sus propios miedos y por la codicia de sus hijos.
Hoy, tras soñar angustias, soñé que soñaba de nuevo, y al soñar que seguía soñando, ese mundo futuro y gris que agotaba mis pupilas, se vistió de colores imposibles cuando a pleno pulmón, encaramado sobre una ola, le canté con desesperación y al oído este poema:

Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!


Juan Antonio González Molina
(Los versos milagrosos son de Don Rafael Alberti, de su Marinero en tierra)
Pintura de Rafael Martínez

domingo, 7 de febrero de 2010

COMO PUEDEN


Cómo pueden respirar,
cómo pueden
si estamos perdiendo las plumas de las alas,
si nos han cortado los pies descalzos
sobre los que construir el futuro,
cómo pueden amar sin palabras
que llevarse al corazón,
cómo pueden.

Cómo pueden dormir
sin tener sueño,
sin soñar,
cómo cerrar los ojos
Y ya está,
alejarse del mundo
sin haber estado en él,
cómo pueden dormir
escuchando el llanto agónico del Alba,
cómo pueden.

Cómo pueden hablar sin más,
sin decir nada,
golpeándonos a todos
con mentiras de vertedero,
cómo pueden vendernos calumnias
con pistolas,
cómo pueden hacernos creer
que todo este desastre desastroso
es por nuestro bien,
cómo pueden pedirnos fe
mientras nos siguen matando,
cómo pueden.

Cómo pueden obviar el alma,
consagrarse a los tejemanejes ingratos
que se traen los gurúes de las cifras
entre las manos,
cómo exportar sus caprichos
colgando sus vicios sobre el alambre dorado
en el que tienden sus desvergüenzas,
cómo pueden mandarnos a galeras
y premiar nuestro esfuerzo
con migajas lastimeras,
como pueden.

Cómo pueden respirar,
dormir,
amar,
vender,
vivir,
hablar sin más,
obviar el alma
condenándonos a la nada,
cómo pueden existir
sabiendo lo que son,
lo que hacen,
lo que significan
para el resto de los mortales,
cómo pueden con su alma,
cómo pueden.

Juan Antonio González Molina

P.D. Quería agradecer a mi compañera Sol el hecho de proponer mi Blog como candidato a Blog de la semana en Poetízame, así como dar las gracias a los administradores de la misma por proclamar "La Hermosa Utopía" como blog candidato, es para mí todo un honor y un halago haber sido elegido. Desde aquí quiero pedir a tod@s aquell@s que disfrutan leyendo mi blog que pasen por poetízame (www.poetizame.blogspot.com) y participen en el concurso, al final de la página pueden votar por uno de los cuatro elegidos. Podéis emitir un voto diario.

jueves, 4 de febrero de 2010

YA SE ACABÓ


Se detuvo el reloj
de tu hastiado corazón,
del mío, saltaron tres lascas lisonjeras.
En la noche última de barroca pasión
el pasillo se estrecha,
los minutos nos lastiman,
nuestro miedo de silencios se alimenta.

Quisiera olvidar pero no puedo
las arañas mordiendo tus labios,
tus pies amortajados,
los presagios acumulados
bajo tus párpados,
pesados, exigiendo
el último de tus lamentos.

Ya se acabó,
no hay perdones ni remiendos
frente a la ley de la guadaña,
ya se acabó,
se te voló el alma
a las puertas de este invierno,
estalló la ingrata mancha
sobre tu pecho,
ya se acabó,
no queda nada,
(ya se acabó)
cierra los ojos,
descansa…

Juan Antonio González Molina

martes, 2 de febrero de 2010

TRABAJEMOS


Trabajemos porque ese día
no sea un solo día
sino una vida entera,
un suspiro en el que perdernos para siempre.
Alcemos la mirada,
cantemos la precisa balada
del que sabe que no se está equivocando.
Entonemos trece veces los versos,
las rosas enjauladas
como sinónimo de ejemplo ejemplarizante.
Busquemos la sonrisa
sin más pretexto ni excusas
que la felicidad de nuestros hijos,
construyamos un horizonte abierto
donde estemos todos,
donde quepamos los rojos
los amarillos y los azules.
Dejemos de lado a los verdes:
magnates de la codicia,
fabricantes en serie
de la pesadilla humana,
fraguadores voraces del vacío
al que nos han tenido sometidos
por los siglos de los siglos.
Reduzcámoslos pues a la nada,
si acaso al recuerdo,
lejano eco de agua pasada,
figurantes de museo
para que no olvidemos nunca
lo que fuimos,
lo que no debemos volver a ser.
Y levemos entonces el ancla,
partamos todos juntos
hacia la Isla de las Utopías,
demos salida al sueño prometido
de las aceras coloridas,
de los espacios-pueblo
de lunáticas capacidades.
Abramos los corazones al mundo cierto
donde todos le demos sentido
al devenir aletargado de los tiempos,
al descompasado tic-tac del pasar humano,
a los llantos que fueron
para que mañana, todos podamos ser;
a los besos que nos pusieron
el pan sobre la mesa
y el fuego en el alma,
al abrazo fresco
que calmó mil veces
nuestros deseos ocultos de rabia,
al amor puro y sincero
que nos tragamos de a ratos
desde el vientre mismo de la tierra.

Juan Antonio González Molina
(Pintura de Graciella Bello:
http://gracielabello-art.blogspot.com)

jueves, 28 de enero de 2010

LOS PUNTOS SOBRE LA "ies"


Cuesta tanto hacer de tripas corazón,
sentir,
revelarse puro a la verdad,
al amargo fulgor
que nos muestra fugaz
que todo está llegando a su fin.
Convencerse de que ya no vale la pena
de que todo se está quedando en cenizas,
en escarcha impúdica de primaveras,
palabras vacías,
retales,
miradas temerosas de encontrarse un muro
entre dos corazones que se parten,
ay amor, cuesta tanto poner el punto
sobre la "i" del Final de los finales.

Juan Antonio González Molina

domingo, 24 de enero de 2010

ESPACIOS VACIOS



Espacios vacíos,
insondables a veces,
otras moldeables,
abiertos siempre.

Los espacios vacíos
no tienen más patria
que la tierra
del artista
que los llena,
no saben, no conocen
de centinelas,
cárceles
o fronteras.

Los espacios vacíos
son como nubes
donde varear ideas,
estratos solubles
en los que recrear
las utopía de los nadie,
las etéreas vanidades de la soledad.

Los espacios vacíos
están colmatados de deseos,
de manos francas
y aletargados sueños,
de noches indescifradas
y tardes blancas de lamentos.

Los espacios vacíos
son por desconocidos
el mundo donde el bohemio
es bien recibido,
donde el extraño
se convierte en cercano invitado,
donde lo ajeno es vivido
como si fuera nuestro,
donde el olvido
es la página en blanco
esperando ansiosa los renglones,
que torcidos,
han de marcar el tiempo,
el compás, el camino perdido
donde detener nuestros pasos.

Juan Antonio González Molina

martes, 19 de enero de 2010

FIRMANDO UTOPÍAS


Firmar Utopías en su nombre
creer a pies juntillas
en su espalda,
llenita de lunares maravilla
de caminos abyectos, insomnes
cabalgadas de leyenda.
Cristina suena, resuena
en las paredes de mi alma
con todas sus letras
y todos sus caprichos.
Cuantas veces un beso suyo
sirvió de milagro
de adictivo elixir afrodisiaco
bajo el cual ir cobrando efervescencia.
Y entre tanto, nuestro universo,
solo nuestro
todo nuestro
de unicornios azules
y elefantes colorados
devorando nubes,
de compases
de mareas lentas
golpeando suaves contra el puerto,
proyectando primaveras
clavicordios, sonatas y paseos
corales del otro lado del mundo
dos “manecillas” locas
para las que el tiempo
ya no cuenta, ya no importa,
solo sus manos
solo las mías
-al juntarse-
son capaces de configurar el día:
mañanas largas de sol apagado
tardes breves de verde estela
hermosas noches silentes
cargaditas de estrellas.

Juan Antonio González Molina
(Pintura de Cristina Calle Cordero, "El sueño", http://lagaleriaescondida.blogspot.com/)

jueves, 14 de enero de 2010

LOS DE SIEMPRE


Siempre sufren los mismos,
los de siempre,
los descalzos,
los niños viejos del churrete
en la mejilla,
Los “andrajos” que no tienen
su cuentita en Las Barbados,
los de siempre,
de mirada cansada,
juguetes inválidos
que sirven no más que de basura
para el monstruo grande
de colmillos feroces
y olvido presente,
los tristes,
los de siempre,
los que nada poseen,
los que nada pueden,
los Nadie,
siempre sufren los mismos,
los de siempre,
los que por no tener
no tienen ni manteles
en los que poner la mesa,
en los que entretenerse
con las estrictas migajas que les quedan,
los innecesarios,
los que han sido marcados dos veces
por la furia del destino,
los que no perecen ni mueren
porque tan siquiera existen,
siempre son los mismos,
los de siempre,
los chiquillos de la guerra,
los que por no poder no pueden
ni amarrarse los cordones,
los de siempre,
los padres sin respuestas,
las madres sin consuelo,
los molestos misereres
que van descuadrando los números,
los de siempre,
los humillados, desahuciados, solos
vagabundos de la nieve,
los mismos,
los de siempre,
que se van
y se vienen
con su casa sobre la espalda,
los callados, los silenciados
que se duermen
con el alma entre los dientes,
los de siempre,
los que portan dolorosa
su herida penitente
en la suela de un zapato roto,
las barrigas ciegas que no obtienen
resuello ni acomodo
en “el pan suyo de cada día”,
los de siempre,
los que no son,
los que no existen,
los mismos que lloran siempre,
los de siempre.

Juan Antonio González Molina
(Vaya dedicado este poema a los parias de la tierra en general, y muy particularmente hoy, a los que han perdido su casa, su gente o su propia vida en el terremoto que ha asolado Haití, que de antes ya estaba terriblemente asediada por la pobreza. Por ellos, para ellos, porque siempre son los mismos los que sufren las inclemencias del capitalismo y en este caso, de la naturaleza. Porque un día alzarán sus voces y el mundo temblará de miedo y de vergüenza)

domingo, 10 de enero de 2010

GANAS DE LLORAR


Lágrimas que no serán viento
ni acabarán sepultadas bajo la nieve,
que arderán como el fuego,
que caerán a mis entrañas
como el rocío de invierno
a la mañana.

El espejo de mi cuarto
me dedica una mueca,
casi un gesto completo
de hombre roto,
cansado, muy cansado;
Mientras, a lo lejos,
un ruiseñor ronco
amenaza el alba
con su trinar desvalido
de poeta muerto.

Sufro de “Ganas de llorar”,
el sonajero comúnmente extraño
que acompasa mi corazón
agita tempestades,
suena a llanto cándido
de noche de sábado,
estrena un tintineo atroz
de madrugada rebosante
y postrero beso de estación.

Y Lloro, lloro al fin
porque te has marchado,
porque te has ido,
porque ya no estás aquí,
porque sé a ciencia cierta
que nunca vas a volver.
Lloro desconsoladamente
-como nunca lo había hecho antes-
un río de angustia va recorriendo
una a una mis vértebras:
es el Miedo.

Despierto del revés,
llevo el `don´ de tu sangre en mis venas
y entre los dedos negros
de mis manos de ceniza
apenas si me queda,
apenas si alcanzo a vislumbrar
la borrosa puerta de arena
por la que tú te fuiste
y yo te vi marchar.

Fuera, los niños juegan alegres
con sus gorritos de lana y sus guantes,
es invierno,
hace frío,
nieva nieva y nieva
pero los niños juegan.
Pareciera que el mundo
(sórdido y liviano)
se hubiera dividido en dos:
uno vivo y cotidiano
lleno de nubes, niños y palomas;
otro gris, ajeno y yerto
del que tus ojos se volaron para siempre.

Juan Antonio González Molina
(Foto de Juan Yanes sobre una escultura de Igor Mitoraj)

lunes, 4 de enero de 2010

PALABRAS


Hay palabras que solo con nombrarlas
colman de hermosura un poema,
rescatan de las sombras al insomne,
destrozan el tedio de las horas muertas,
levantan, despiertan, soliviantan las pasiones.

Hay palabras, que al murmurarlas
bailan sobre los muros sordos
donde rebotan los ecos de las balas,
y derriban con saña los ministerios todos
que nos matan de vergüenza.

Son palabras que pronuncian vigorosos los docentes,
que susurran los enamorados,
que se dicen al oído y entre dientes.
Palabras que recuerdan a barrio viejo
de patio, portal y tendedero.
Palabras contundentes
que los muertos recitan de corrido,
palabras que a la noche
revelan los cuerpos del delito
que los amantes sin pudores acometen
con la luna por testigo.

Palabras tan bellas que son capaces
de hacer sangrar las heridas mil veces,
palabras por las que se mata
y si hace falta, se muere.
Palabras tan llenas de todo
que cobran vida sin ser siquiera pronunciadas,
con sentirlas basta.

Palabras de gigantes que atesoran los hombres
entre sus pecados más amados,
palabras que cantan las mujeres
mientras amamantan a sus hijos
sedientos de amor y de justicia desnudos;
palabras que suenan y resuenan a heroísmo,
a sincero compromiso con el mundo.

Palabras tan hermosas como estas…

Vida
Nubes
Sueños
Sonrisas
Futuro
Caricias
Amores
Vientos
Poesía
Cuentos
Camaradas
Pueblo
Compañera
y Compañero
Sol
Lluvia
Tierra
Sangre
Mar
Calle
Justicia

o Libertad.

Juan Antonio González Molina
(Pintura de Alfredo Zumaya, pintor mexicano)

viernes, 1 de enero de 2010

Bien vale levantar la cabeza,
tomarse de la mano,
regar con miradas sinceras
las pupilas abiertas del amante,
cobijarse en sus brazos,
entregarse,
someterse al alma
y batallarse enteros,
a pecho descubierto,
sin mascaradas ni corazas
ni amuletos.
NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.