jueves, 28 de enero de 2010

LOS PUNTOS SOBRE LA "ies"


Cuesta tanto hacer de tripas corazón,
sentir,
revelarse puro a la verdad,
al amargo fulgor
que nos muestra fugaz
que todo está llegando a su fin.
Convencerse de que ya no vale la pena
de que todo se está quedando en cenizas,
en escarcha impúdica de primaveras,
palabras vacías,
retales,
miradas temerosas de encontrarse un muro
entre dos corazones que se parten,
ay amor, cuesta tanto poner el punto
sobre la "i" del Final de los finales.

Juan Antonio González Molina

domingo, 24 de enero de 2010

ESPACIOS VACIOS



Espacios vacíos,
insondables a veces,
otras moldeables,
abiertos siempre.

Los espacios vacíos
no tienen más patria
que la tierra
del artista
que los llena,
no saben, no conocen
de centinelas,
cárceles
o fronteras.

Los espacios vacíos
son como nubes
donde varear ideas,
estratos solubles
en los que recrear
las utopía de los nadie,
las etéreas vanidades de la soledad.

Los espacios vacíos
están colmatados de deseos,
de manos francas
y aletargados sueños,
de noches indescifradas
y tardes blancas de lamentos.

Los espacios vacíos
son por desconocidos
el mundo donde el bohemio
es bien recibido,
donde el extraño
se convierte en cercano invitado,
donde lo ajeno es vivido
como si fuera nuestro,
donde el olvido
es la página en blanco
esperando ansiosa los renglones,
que torcidos,
han de marcar el tiempo,
el compás, el camino perdido
donde detener nuestros pasos.

Juan Antonio González Molina

martes, 19 de enero de 2010

FIRMANDO UTOPÍAS


Firmar Utopías en su nombre
creer a pies juntillas
en su espalda,
llenita de lunares maravilla
de caminos abyectos, insomnes
cabalgadas de leyenda.
Cristina suena, resuena
en las paredes de mi alma
con todas sus letras
y todos sus caprichos.
Cuantas veces un beso suyo
sirvió de milagro
de adictivo elixir afrodisiaco
bajo el cual ir cobrando efervescencia.
Y entre tanto, nuestro universo,
solo nuestro
todo nuestro
de unicornios azules
y elefantes colorados
devorando nubes,
de compases
de mareas lentas
golpeando suaves contra el puerto,
proyectando primaveras
clavicordios, sonatas y paseos
corales del otro lado del mundo
dos “manecillas” locas
para las que el tiempo
ya no cuenta, ya no importa,
solo sus manos
solo las mías
-al juntarse-
son capaces de configurar el día:
mañanas largas de sol apagado
tardes breves de verde estela
hermosas noches silentes
cargaditas de estrellas.

Juan Antonio González Molina
(Pintura de Cristina Calle Cordero, "El sueño", http://lagaleriaescondida.blogspot.com/)

jueves, 14 de enero de 2010

LOS DE SIEMPRE


Siempre sufren los mismos,
los de siempre,
los descalzos,
los niños viejos del churrete
en la mejilla,
Los “andrajos” que no tienen
su cuentita en Las Barbados,
los de siempre,
de mirada cansada,
juguetes inválidos
que sirven no más que de basura
para el monstruo grande
de colmillos feroces
y olvido presente,
los tristes,
los de siempre,
los que nada poseen,
los que nada pueden,
los Nadie,
siempre sufren los mismos,
los de siempre,
los que por no tener
no tienen ni manteles
en los que poner la mesa,
en los que entretenerse
con las estrictas migajas que les quedan,
los innecesarios,
los que han sido marcados dos veces
por la furia del destino,
los que no perecen ni mueren
porque tan siquiera existen,
siempre son los mismos,
los de siempre,
los chiquillos de la guerra,
los que por no poder no pueden
ni amarrarse los cordones,
los de siempre,
los padres sin respuestas,
las madres sin consuelo,
los molestos misereres
que van descuadrando los números,
los de siempre,
los humillados, desahuciados, solos
vagabundos de la nieve,
los mismos,
los de siempre,
que se van
y se vienen
con su casa sobre la espalda,
los callados, los silenciados
que se duermen
con el alma entre los dientes,
los de siempre,
los que portan dolorosa
su herida penitente
en la suela de un zapato roto,
las barrigas ciegas que no obtienen
resuello ni acomodo
en “el pan suyo de cada día”,
los de siempre,
los que no son,
los que no existen,
los mismos que lloran siempre,
los de siempre.

Juan Antonio González Molina
(Vaya dedicado este poema a los parias de la tierra en general, y muy particularmente hoy, a los que han perdido su casa, su gente o su propia vida en el terremoto que ha asolado Haití, que de antes ya estaba terriblemente asediada por la pobreza. Por ellos, para ellos, porque siempre son los mismos los que sufren las inclemencias del capitalismo y en este caso, de la naturaleza. Porque un día alzarán sus voces y el mundo temblará de miedo y de vergüenza)

domingo, 10 de enero de 2010

GANAS DE LLORAR


Lágrimas que no serán viento
ni acabarán sepultadas bajo la nieve,
que arderán como el fuego,
que caerán a mis entrañas
como el rocío de invierno
a la mañana.

El espejo de mi cuarto
me dedica una mueca,
casi un gesto completo
de hombre roto,
cansado, muy cansado;
Mientras, a lo lejos,
un ruiseñor ronco
amenaza el alba
con su trinar desvalido
de poeta muerto.

Sufro de “Ganas de llorar”,
el sonajero comúnmente extraño
que acompasa mi corazón
agita tempestades,
suena a llanto cándido
de noche de sábado,
estrena un tintineo atroz
de madrugada rebosante
y postrero beso de estación.

Y Lloro, lloro al fin
porque te has marchado,
porque te has ido,
porque ya no estás aquí,
porque sé a ciencia cierta
que nunca vas a volver.
Lloro desconsoladamente
-como nunca lo había hecho antes-
un río de angustia va recorriendo
una a una mis vértebras:
es el Miedo.

Despierto del revés,
llevo el `don´ de tu sangre en mis venas
y entre los dedos negros
de mis manos de ceniza
apenas si me queda,
apenas si alcanzo a vislumbrar
la borrosa puerta de arena
por la que tú te fuiste
y yo te vi marchar.

Fuera, los niños juegan alegres
con sus gorritos de lana y sus guantes,
es invierno,
hace frío,
nieva nieva y nieva
pero los niños juegan.
Pareciera que el mundo
(sórdido y liviano)
se hubiera dividido en dos:
uno vivo y cotidiano
lleno de nubes, niños y palomas;
otro gris, ajeno y yerto
del que tus ojos se volaron para siempre.

Juan Antonio González Molina
(Foto de Juan Yanes sobre una escultura de Igor Mitoraj)

lunes, 4 de enero de 2010

PALABRAS


Hay palabras que solo con nombrarlas
colman de hermosura un poema,
rescatan de las sombras al insomne,
destrozan el tedio de las horas muertas,
levantan, despiertan, soliviantan las pasiones.

Hay palabras, que al murmurarlas
bailan sobre los muros sordos
donde rebotan los ecos de las balas,
y derriban con saña los ministerios todos
que nos matan de vergüenza.

Son palabras que pronuncian vigorosos los docentes,
que susurran los enamorados,
que se dicen al oído y entre dientes.
Palabras que recuerdan a barrio viejo
de patio, portal y tendedero.
Palabras contundentes
que los muertos recitan de corrido,
palabras que a la noche
revelan los cuerpos del delito
que los amantes sin pudores acometen
con la luna por testigo.

Palabras tan bellas que son capaces
de hacer sangrar las heridas mil veces,
palabras por las que se mata
y si hace falta, se muere.
Palabras tan llenas de todo
que cobran vida sin ser siquiera pronunciadas,
con sentirlas basta.

Palabras de gigantes que atesoran los hombres
entre sus pecados más amados,
palabras que cantan las mujeres
mientras amamantan a sus hijos
sedientos de amor y de justicia desnudos;
palabras que suenan y resuenan a heroísmo,
a sincero compromiso con el mundo.

Palabras tan hermosas como estas…

Vida
Nubes
Sueños
Sonrisas
Futuro
Caricias
Amores
Vientos
Poesía
Cuentos
Camaradas
Pueblo
Compañera
y Compañero
Sol
Lluvia
Tierra
Sangre
Mar
Calle
Justicia

o Libertad.

Juan Antonio González Molina
(Pintura de Alfredo Zumaya, pintor mexicano)

viernes, 1 de enero de 2010

Bien vale levantar la cabeza,
tomarse de la mano,
regar con miradas sinceras
las pupilas abiertas del amante,
cobijarse en sus brazos,
entregarse,
someterse al alma
y batallarse enteros,
a pecho descubierto,
sin mascaradas ni corazas
ni amuletos.
NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.