jueves, 16 de junio de 2011

SPANISH REVOLUTION



Somos indignación,
rabia contenida,
sangre
humildemente repartida
por esta España muerta
de puros y maletines,
de fiestas caras y sonrisas vanas,
de canallas y desvergüenza.

Somos calle,
eco sonoro y puro
de los nada,
de los nadie,
de las sombras ciudadanas
reducidas a cenizas,
desoídas,
acalladas,
desposeídas
hasta de la palabra.

Somos viento
No de vela
No de mar
No de paso,
viento rebelde
que viene a quedarse,
que ha tomado la calle
con la excusa inexcusable
de la verdad y la justicia,
con las ganas del 68
y su rumor clandestino
pero sin invocar al pasado
porque el presente más presente
sigue siendo su destino.

Viento ligero
calmo pero firme
viento añejo
sin banderas ni delirios
Viento nuevo
que descorre amaneceres
con los pies fijos en el suelo
y el alma apuntando a las nubes.

Viento sin dueño,
libertario,
rebelde
clandestino,
Viento de todas
y todos,
Viento sin decoros
ni amasijo de traidores,
Viento limpio, viento cierto
como aquella tarde preclara
en que se fraguó la Revolución
de tomar con ideas y propuestas
todas las plazas de España.

Somos viento
y ya marchamos,
cabalgamos de nuevo
hacia Utopía.

Juan Antonio González Molina
NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.