jueves, 11 de febrero de 2010

DIME TÚ



Dime tú
que puedo esperar de tu sonrisa,
existes en las tablas quejumbrosas de las puertas
en el susurro tenso de la brisa
entre el mar y la esperanza
con la voz del puerto como pesadilla.

Dime tú
que puedo esperar de tu mirada,
existes como un hada en este cuento
en el tormentoso fragor de la batalla
con flores de armisticio en el vientre
y un verso de Neruda como espada.

Dime tú
que puedo esperar de tus manos,
existes en la savia breve de este árbol
con la noche oscura del ocaso por pecado
en todos los colores que te nombran
sobre el trigo que amortigua nuestros pasos.

Dime tú,
háblame sin prisas de lo que fuimos,
cuéntame de aquellas luciérnagas ciegas
que enlucían rebeldes los pasillos,

es mejor no esperar nada
conjugarme contigo en las pausas del camino.


Juan Antonio González Molina
(Pintura de Pedro Ponce de León:

16 comentarios:

  1. Hermoso canto a la resignación. Muy bello, enhorabuena.
    Volveré.

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  2. Suena a esos momentos tan tristes que algunos llaman "despedidas". Esos momentos en los que se sabe que ya no hay nada por salvar, y sin embargo hubo tanto, tanto que pudo haberse hecho a tiempo y no se hizo... Como duelen esos instantes de reconciliación irreconciliable.
    Precioso poema Juan.
    Cariños!

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  3. Recorde la tristeza de aquella despedida...

    Hermoso...

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  4. Si se pide, es posible que seamos defraudados, pero si no se espera nada, nos deslumbraremos a cada paso. Un gran abrazo.

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  5. Hermoso, la verdad me encantó lo que escribiste. Mientras leía me iba acordando de momentos pasados donde a veces me preguntaba o repetía varias frases de las que nombraste.
    Un abrazo grande!

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  6. compañero de letras y otras yerbas,te saludo!
    ya sabes que escribir es un poco como dar vida,a las imagenes y pensamientos,excelente!
    saludos
    lidia-la escriba

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  7. En la ausencia que abruma, tu clamor conmueve. Con unos versos deliciosos, insurrectos de pasión en la agonía que lo edifica.
    un abrazo
    salud compa!

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  8. que lindo :) me gustó mucho, muy bueno

    a la espera...tranquilo...
    saludos grandes!

    agus-

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  9. Precioso el poema. Bellisimo.

    Besos y amor
    je

    Carmen Monlins

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  10. Tu poema suena a triste despedida, ese adios que cuesta tanto encontrar, ése que nos quita el sueño aunque sabemos que es necesario y saludable, ése para el que nunca estamos preparados y que es imposible aprender...

    "...Dime tú,
    háblame sin prisas de lo que fuimos,
    cuéntame de aquellas luciérnagas ciegas
    que enlucían rebeldes los pasillos,..."


    Me encanta esta parte. Pero todo él es hermoso porque está embriagado de sutileza.

    Un beso, Juan Antonio.

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  11. Hola¡
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  12. Te digo yo que ojalá nunca se tuviera que decir un adiós, todo es más fácil con un : hasta luego.

    Te sigo, como siempre:)

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  13. Yo siempre digo "ciao", que tanto puede ser hola como adiós.



    MUA!

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  14. Juan Antonio, !Me haz deslumbrado! En serio te lo digo, tu poema está muy bien logrado, en el fondo y en la forma. Preciosas imágenes.

    !Felicitaciones!

    Y mi abrazo inmenso.

    Rosario

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  15. Compañero que fantástico encontrarse contigo al cabo de los días y semanas, un aliciente poético sus palabras.


    Un beso.

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NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.