lunes, 10 de enero de 2011

CAMPO DEL SUR



Campo del Sur,
cuna de los vientos
que ensortijan de maravillas
tus cabellos,

Rumor de caracola,
la mar marina
batiéndose en duelo
con los cuerdos paseantes
que arrastran desvalidos
su arrogante desconsuelo.

Campo del Sur,
patria de insurrectos
devoradores de horizontes
que viven cantándole a la luna
coplillas de mil colores,

Campo del Sur,
donde el Sol
se va y se pone
sin llamada ni permiso,
donde la luz
acude a morir solemne
en tus pupilas,
donde juramos por siempre
no ser ni tener
más calle ni guarida
que toditos los continentes.

Campo del Sur,
tan mío,
tan tuyo y de todos,
donde el atlántico pirata
vive respirando a través de tus ojos,
donde mi corazón de gigante
-hecho un despojo-
muere de puro amor por vos.

Juan Antonio González Molina

3 comentarios:

  1. campo del sur...

    "donde juramos por siempre no ser, ni tener mas calle, ni guarida que toditos los continentes"...

    Excelente.
    Saludos.
    J.M.

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  2. Ay ...esa vista ..
    ese Cadiz
    y tus palabras
    del sur ...claro

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NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.