sábado, 5 de diciembre de 2009

LOS AMANTES DEL NEOLÍTICO


Detuvieron el tiempo
justo en el instante fugaz
en que se inaguraba la muerte.

Y con él,
detuvieron también la mirada profunda
de los enamorados,
las caricias ardiendo
en sus manos ya muertas,
sus cabezas retratadas
en la proximidad de un beso,
el abrazo más tierno
que haya existido jamás,
un te quiero tan sincero que viaja
de unos labios a otros
a través de la sonrisa.

Que privilegio morir
como se ha vivido,
juntos,
-Siempre juntos-
amándose hasta momento último
del último de los suspiros.

Que hermoso desfallecer
en los brazos del amado.

Al verlos,
parece que sonrieran todavía,
que aun jugasen a estar vivos,
que supieran que su amor
iba a convertirse en eternidad.

Parece que se estén contando
secretos íntimos al oído,
anécdotas de tiempos felices
en los que caminaron de la mano
por la vereda del río.

Parece
al ver su foto,
que supieran que la muerte los andaba esperando,
que ya no les daba más cancha,
que ese era el último momento,
su momento último.
Y se fueron de la única forma
que podían hacerlo,
queriéndose,
amándose
más allá del tiempo y la palabra,
más allá del azar,
del destino,
de la distancia, de las eras,
de los siglos;
de los años y los minutos,
de los segundos,
más allá de su inevitable destino.

Parece que supieran
que era esa la única forma
de sobrevivir a su propia muerte

...morir amándose.


Juan Antonio González Molina

8 comentarios:

  1. Juan, un poema "de la ostia", me encantó, qué profundo, que dulce, que pasional... Maravilloso.
    Muchos cariños!

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  2. Hemoso poema , amor hasta la etenidad superior si señor ... , me gusto pasar a leerte y gracias por tu comentario en mi blog amigo .


    Un saludo de MA .

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  3. QUE FUERZA!!!!!por favor!! gracias!
    gracias por pasar por mi blog
    muchas gracias
    lidia-la escriba
    www.deloquenosehabla.blogspot.com

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  4. Jo... qué bonito morir tal cual se ha vivido, juntos. Me parece tan perfecto...

    mil gracias por tu comentario en mi blog :)

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  5. Cuánto talento!!! maravilloso poema...amar asi hasta el final, desde el final, en el final, y recomenzar, eternizar...bellísimo Juan Antonio, un gran abrazo!

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  6. Qué más se pudiera pedir que morir de esa forma.

    Precioso tu poema, bellamente humano.

    gracias por estar en mi blog.

    Para seguir compartiendo tus letras y las mías.


    Rosario

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  7. Hermoso retrato en tus palabras.

    Un abrazo.

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  8. Te devuelvo la visita, me agradó tu comentario y he venido a auscultar el latido de este blog.

    Mi deducción: la sencillez no está reñida con la belleza, más bien la exalta, y en este caso al Amor.
    Un hermoso poema.
    Un abrazo para tí desde los mares de Extremadura, de encinas.

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NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.