Como olvidar la noche pétrea
del dolor más absoluto,
las palabras inconclusas
que cantaron luto
en el andén de la estación.
Aquel viaje a la nada,
la busqueda de excusas inexistentes,
no pude siquiera decirte adiós…
II
Hoy vuelvo a morirme contigo,
de pena me ahogo, me hundo,
no me queda ni un suspiro
sobre el que construir el ánimo.
Duele tanto el ocho del doce
en el maldito calendario,
Duele tanto no tenerte
tumbando gigantes voraces
a golpes de palabra valiente.
Duele tanto este calvario
de recuerdos y añoranzas,
el paso lento de los años,
la tenaz herida
de quererte tanto
y no poder cantartelo a la cara.
III
Hoy no quiero mirar al cielo,
no traigo plegarias hipócritas
ni caducos rezos en los que no creo.
Hoy, me quedo
con tus luchas planetarias,
con tu pisar firme
sobre el suelo abierto
donde sembraste insigne
tu semilla roja de Hombre nuevo.
IV
Mirada combativa,
gesto sonriente
seguro, rebelde,
Insolente…
Alerta compañeros
que se escuchan todavía
los ecos de tus pasos
por los pasillos de mi casa.
Juan Antonio González Molina
A mi Padre, en el octavo aniversario de su muerte. Tu ejemplo y tu recuerdo siguen ardiendo en mis venas.
Hola; un gusto leerte.
ResponderEliminarRegreso pronto.
Mil gracias
Con el alma, las nostalgias, y las complicidades aqui seguimos leyendonos, vale?!
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola compañero, gracias por tu visita y tus palabras en Hay que tenderse, hoy las tuyas me han hecho recordar un aforismo de M.Menassa,que ando dando vueltas y dice: Quiero seguir viviendo, tengo que poder soportar este trance, otros hombres pudieron, otros, después de mí, podrán, yo tengo que poder.
ResponderEliminarHay fechas en el calendario sin escritura, sin tiempo y después hay que volver.
Esperando acompañarte, hasta pronto.