martes, 15 de diciembre de 2009
IREMOS LLEGANDO
La historia,
dará con los huesos de la bestia
en la tumba de los tiempos,
y una mañana nueva,
certera, libre, de rojos vientos,
se abrirá paso entre tanto daño,
entre tanto castigo,
entre tanta inmundiacia padecida
y tanto olvido miserable,
entre tantas
y tantas
y tantas mentiras.
Bailaran entonces en sus nichos
los vilipendiados
-Todos-
los humillados
-Todos-
los olvidados
-Todos-
desollados
torturados
magullados en sus cárceles negras
de muros asesinos.
Hombres y mujeres
-Todos-
que trocaron su vidas
por la sonrisa plena
que para entonces ya estará llegando.
Y Bailaremos alegres
los que aquí quedamos
los que creimos
los que sufrimos
los que lloramos
los que soñamos
con las alamedas abiertas de pueblo y pan,
de libros, de verdades
y de historia.
De médicos sanando,
de maestros enseñando,
de artistas y magos,
de obreros,
de gente, de Pueblo,
de curas No existiendo.
De memorias justas rescatadas,
de las madres de pañuelo y plaza
reencontrandose con sus hijos,
de la paz, de la justicia floreciendo
entre los adoquines manchados de sangre,
de la dignidad, que nos robaron
las siniestras manos asesinas.
De aquellas banderas rojas
que agitaban corazones,
de las fotos de los viejos camaradas,
sin desfiles, con paraguas antitristezas,
con sus niños jugando a la pelota,
y al “vivir”, en vez de al “matar”.
De los orgullosos indios
de campo verde y esperanza,
de trigo,
de palabras de poetas
impresas sobre los muros,
de los silencios necesarios y fríos
con que abatir de miedo
las jauría de los lobos criminales que se vengan.
De colgados, de bohemios ,
de amigos
y familia,
de los últimos canallas, pereciendo
de todo, menos de Vergüenza.
Juan Antonio González Molina
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NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
no se si llorar,..no se,,, que contradiccion, emocion, por lo real, emocion por tu bella utopia, aunque no se sin tan utopica, si sigue la gente como vos, si siguen los artistas, los bohemios, si logramos que nuestros hijos aprendan a jugar a vivir, .....
ResponderEliminartengo la esperanza,
saludos, compañero. y yo tambien te sigo...
gracias por pasear por mi blog-
Realidad que trenza el silencio. Grito que sólo desde el suelo se escucha. Letras excelentes lanzadas al viento.
ResponderEliminar...entonces al fin seremos
ResponderEliminarabrazos matutinos para los sueños de los infantes,
tierra y semilla fértil para la liberad,
ausencia de oprobio en cada fragmento de nuestros diarios,
pan y paz servidos en mesas de viento,
trova y guitarra para un concierto de hermanos,
albor de ternura para la firmeza de los brazos
arando los nuevos tiempos...
Alentador y vigoroso poema; yo lo festejo...
Un fuerte abrazo Juan Antonio.
Geniallll!!
ResponderEliminarUn grito, un cántico, un alarido a la vergüenza de mandatarios de países donde las libertades no existen; a la lucha del plebeyo...
Un himno magistral a todo tipo de libertades.
Me asombraste, me gustó.
Un abrazo
Para aplaudirlo de pie y querir seguir haciendo.
ResponderEliminar!me encantò!
Un abrazo Juan Antonio
pues me agrada que te agrade, gracias por comentar...
ResponderEliminargracias
un abrazo
lidia-la escriba
www.deloquenosehabla.blogspot.com
Un bello sueño que comparto contigo, pero lo comparto sin banderas, sin escudos ni parafernalia, sólamente corazones libres y solidarios, individuales pensadores conformando un grupo homogéneo, sin escalafones, sin estridencias, sin mítines innecesarios, ofreciendo un trozo de pan y un vaso de vino, de la misma hogaza y el mismo tonel.
ResponderEliminarUn abrazo compañero, te sigo leyendo.
Este poema me gusta mucho, espero que lo recites en alto y con otros compañeros, porque me lo imaginaba viviéndolo con otros..
ResponderEliminarNo se olvida, si existe un hombre que lo escriba.
Te felicito, continua.