jueves, 28 de enero de 2010
LOS PUNTOS SOBRE LA "ies"
Cuesta tanto hacer de tripas corazón,
sentir,
revelarse puro a la verdad,
al amargo fulgor
que nos muestra fugaz
que todo está llegando a su fin.
Convencerse de que ya no vale la pena
de que todo se está quedando en cenizas,
en escarcha impúdica de primaveras,
palabras vacías,
retales,
miradas temerosas de encontrarse un muro
entre dos corazones que se parten,
ay amor, cuesta tanto poner el punto
sobre la "i" del Final de los finales.
Juan Antonio González Molina
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NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
¡Cuesta tanto Juan Antonio, cuesta tanto!!!
ResponderEliminarVamos a colocar el punto sobre la 'i' de 'inicio' ¡mira que generoso es!
Bello poema
Un abrazo
Beijo
ResponderEliminarhermoso poema. todos son mu buenos.
ResponderEliminarME gusto mucho esté
ResponderEliminargracias por tus ingeniosos comentarios
un saludo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué razón llevas, Juan Antonio.
ResponderEliminarEs muy complicado poner "punto" y final. Hablar del fin siempre suele ponernos tristes, porque solemos aferrarnos a lo que hubo, aun sabiendo que todo ha terminado, o está a "punto" de hacerlo...
Sin embargo, una buena "terapia", quizá, podría ser quedarse con lo bueno y pensar que somos afortunados por haber vivido muchos momentos que nos hicieron felices, por haber sentido cosas maravillosas, por haber vivido esa bella experiencia, sea la que sea... Pero, la mayoría de las veces, ese bálsamo sólo podemos encontrarlo con el paso del tiempo.
Quiero que sepas que nunca quedo impasible ante tus palabras; unas veces me conmueven, otras me emocionan, otras me hacen sentir nostalgia, otras me erizan la piel, otras me invitan a reflexionar, otras me dan impulso para luchar, pero nunca quedo indiferente ante ellas, porque todas, de una manera u otra, me llegan...
Hazme un favor, sigue haciendo que me emocione, que me conmueva, que sienta nostalgia, que la piel se me erice, que tenga impulso para luchar, que reflexione; en definitiva, no dejes de escribir como lo haces.
Un abrazo.
Y que lo digas...
ResponderEliminarPrecioso, como siempre =)
Dolorosos versos Juan. Cómo nos cuesta aceptar que todo ha muerto, cuando la realidad la tenemos frente a los ojos. Queya no hay otro atajo para tomar, que debemos seguir el camino que necesariamente pasa por ese infeliz tramo del desencuentro en el que cada uno sigue su rumbo.
ResponderEliminarYa pasará. Me imagino que luego del punto final puede empezar otro poema, escrito con otra tinta. Y será un poema maravilloso.
Cariños!
Me niego a pensar que hay un final de los finales. Prefiero creer en la continuación de un todo.
ResponderEliminarProfundas y hermosas palabras.
Un fuerte abrazo
Profundo poema, compañero...
ResponderEliminarSiempre fui de decir, "este el fin del primer comienzo"... Así reinicio, doy de nuevo las cartas y a jugar... Aunque suene a autoengaño me ha dado resultados muy positivos varias veces...
Saludos desde el sur...
J.M.
Genial poema.
ResponderEliminarTodos los finales son tristes y nos cuesta mucho, o al menos a mi, acabar con algo y más si ese algo me gusta.
Pero cuando algo se acaba y ponemos una i en el fin podemos poner una e de esperanza en el comiEnzo de una nueva aventura.
Besos infinitos!
No me resigno, el punto de la "i" lo pongo yo cuando no me cueste, porque, si cuenta tanto, será porque no ha llegado el momento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuesta mucho amigo es cierto, pero tu lo narras muy bello.
ResponderEliminarun dia cuando vuelva te dedicaré una entrada con tus versos.
Un abrazo
Hola, un gusto llegar por aquì. He leìdo tus poemas y los valoro pues siento que consiguen transmitir desde lo sencillo, se sienten cercanos y verdaderos. No caen en metàforas alambricadas y tampoco en lugares comunes demasiado manidos. ¡es muy difìcil escribir poesìa aunque sea tan fàcil llamarse poeta!
ResponderEliminarCon respecto al contenido: sì, es complicadìsimo poner el punto final, no tan sòlo en lo referido al amor si no en cualquier ciclo que termine. Es difìcil creo pues una/o se aferra, se apega, tiene expectativas... cuando se ha tenido un amor, el otro se transforma en testigo de nuestros dìas, dejar de tener esa presencia que corrobora nuestro Ser en el mundo, es un ejercicio de desprendimiento del Ego que nos cuesta demasiado. ¡Tan difìcil como la poesìa es el Amor!
Te dejo un saludo fraterno desde el confìn austral!
y sobre la i de te quiero.
ResponderEliminarCuesta ponerlo,pero una vez clavado en la punta de una i,uno se queda tremendamente tranquilo.
ResponderEliminarMil besos o dos mil.
Esa lluvia por poner la "i" al final
ResponderEliminary como dule el corazón
Preciosa imagen que dice mil cosas...
ResponderEliminarcomo tambien las palabras..
un fuerte abrazo..
Juan, me tomé el atrevimiento de postular tu blog en Poetízame en un concurso llamado "Blog de la semana". Espero no te moleste.
ResponderEliminarCariños!