miércoles, 15 de septiembre de 2010
LA INSISTENCIA DEL RECUERDO
Para siempre tu mirada
fija tras el cristal,
para siempre aquel poema de otoño,
aquella voz lastimosa
que decía que me amaba,
aquel beso junto a las barquillas
de sal y maravillas,
con el mar como telón de fondo;
para siempre aquel miedo,
el temblor de la vez primera,
la carne de gallina
anunciando un instante fugaz
pero inolvidable.
Para siempre la pureza de un alma
abriéndose como una rosa,
el milagro de la carne,
el hechizo de nuestros labios
consumiéndose de deseo,
la noche estrellada,
los astros asomándose a tu vientre
joven e inmaduro;
la luna protegiéndonos
de un destino fatal
que por entonces aun no había llegado.
Para siempre el momento que pasó,
que fue,
que ya no es ni existe
pero que desde entonces
acompaña mi torpe caminar por este mundo.
Juan Antonio González Molina
(Imagen: óleo de Paco Pomet: http://pacopomet.wordpress.com/2008/12/16/2008/)
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NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Sencillamente, precioso.
ResponderEliminarDicen que la memoria es selectiva, pero, ¿qué variables hacen que los recuerdos sean más o menos insistentes? El dolor; un olor que al ser, de nuevo, percibido se convierte en toda una etapa de nuestra vida; la, siempre, fugaz felicidad, el primer amor...
ResponderEliminarTu hermoso poema, por un momento, me ha transportado a una maravillosa etapa de mi vida; casi he podido acariciarla con mis dedos... Esos recuerdos, dependiendo del día, a veces se convierte en una afilada hoja que corta mi respiración... y, sin embargo, otras veces, puedo pasarme un largo rato repasando y reviviendo cada detalle, empapándome...
Es curioso, pero, a veces, los recuerdos nos recuerdan (valga la redundancia)que estamos vivos y, en otras ocasiones, nos hieren hasta desangrarnos.
Tus dulces palabras son el desgarro del alma de un poeta.
Un beso enorme.
Compañeros poetas; hoy el blog "Un cigarrillo y un Café" está de plácemes; llega a su primer año con la vitalidad que ustedes le han infundido, por ello es una bitácora colectiva; lleva la huella de todos ustedes. Quiero participarles ese motivo de júbilo, con el deseo de seguir adelante junto a sus letras. Un abrazo fraternal.
ResponderEliminarOtro buen rincón para leer buena poesía. Te felicito.
ResponderEliminarPara siempre sigue siendo porque guardado se ha quedado, para siempre.
ResponderEliminarNo podràs ni querràs desligarte de ese recuerdo, podrìas sucumbir.
Mi abrazo fraterno.
Muy bueno.
ResponderEliminarDice una canción que me gusta mucho: "Para vivir hacen falta muchas cosas
pero sobra lo que no existe más..."