A mi padre
Toma padre esta manita
que aun no ha despertado,
seguro que llevará tu mirada fija,
seguro que su sangre
-que es la tuya-
cabalgará sin pausa soñando utopías.
Porque estarás en su alma,
tan presente y tan firme
como estuviste en las aceras preclaras
de los puertos que pisaste,
en los rostros circunspectos
de todos los hombres que fuiste
o en los puños cañoneros
de todos los compañeros yertos.
Y estarás en cada una de las lunas
que se pongan sin remilgos
sobre los pliegues de su falda
de mujer valiente,
en el tragaluz mágico que tendrá por ojos,
en la voz suya que cantará “Batalla”
en nombre de su abuelo y de su gente,
Hoy padre mío,
las lágrimas que firmo
mezclan tristeza y alegría a partes iguales:
Tristeza de ayer y siempre
desde que te marchaste,
negra tristeza de no hallarte;
y Alegría como esperanza,
Alegría inmensa de esperarte,
de traerte de vuelta
en alguno de sus gestos,
en su mirada,
tal vez en un guiño cierto
o en la primera de las palabras
que descorche su garganta,
puede ser que te encontremos
en las arrugas de su frente,
en su forma de pisar
las baldosas del pasillo,
en los colmados deditos
de sus manos diminutas,
o quizás, como no,
en su corazón latiendo,
“llamando a rebeldía” como el tuyo.
Quizás vuelvas en su soñar tranquilo
de conciencia clara,
quizás en su rostro
o quizás, en la luz de sus mejillas coloradas,
pero seguro padre mío
que estarás en la sonrisa franca
de día rojo y noche plena
que lucirá en los labios
tu nieta linda de pura plata.
Juan Antonio González Molina
(Te sigo echando muchísmo de menos...)
jueves, 9 de diciembre de 2010
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NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Tu padre sigue vivo en ti y cada persona que lo conoció.
ResponderEliminarSeguirá vivo en violeta por medio de ti y podrás, de algún modo extraño, verle cada día a traves de sus ojos.
Un abrazo compañero.
Primero felicitarte por el poema, que es sinceramente muy bueno, y segundo mi comprensión, ya que yo perdí a mi padre y siento ese vacío constante de su memoria.
ResponderEliminarAbrazos.